Lo indecible
¿Hay cosas que en esta época navideña conviene callar o soslayar para no armar un belén con la Conferencia Episcopal? La pregunta viene al caso porque este año, al haber más oferta en abierto que nunca, aún se nota más no sólo la avalancha publicitaria sino lo que llamaríamos el enigma de Santa Claus, que consiste en saber qué cadena lava más blanco. Así, por ejemplo, yo estaba muy mosqueado con Cuatro por haber retirado temporalmente, incluso a la tardía hora en que la ponen, la excelente serie Queer as folk, sin duda para no herir las sensibilidades heterosexuales, que en estos días entrañables están a flor de piel. Habrá que esperar a la cuesta de enero. Pero resulta que no, porque hace tres días, Cuatro estrenó en una buena hora el nuevo miniespacio satírico de Paco León Ácaros, y era estimulante, en medio de una programación general blandurrona y apolvoronada, seguir las barbaridades que León y sus cómicos hacían y decían, con burla falo-mesiánica incluida. León, que es un excelente actor, se lucía en un anuncio mercantil-evangélico parodiando los de las televisiones venezolana y cubana (de Miami).
El jueves caí en la cuenta, cuando ya estaba a punto de acabar, de que era el día de los inocentes. La mayoría de los periódicos, que antes se mataban por gastar a sus lectores la mayor broma el 28 de diciembre, han declarado tabú la inocentada, y ya se sabe que los medios son el único masaje que nos reanima. ¿Dónde están los monigotes blancos de antaño? Antena 3, guardiana de las esencias, hizo esa noche una de sus galas de Inocente, inocente, destinada a obtener ayuda para los niños con cáncer. Ante tan buena causa todo el mundo se deja hacer perrerías, y así pudimos ver, entre otros, a Iker Casillas y a Rafael Amargo pasando trances acerbos. De la inocentada de Casillas me llamó la atención lo malhablado que es este futbolista de rostro angelical. El bailaor detenido por la Guardia Civil era todo un guiño al Amargo lorquiano del que toma su nombre artístico. Sólo que los civiles de los poemas de Federico no iban de bromas con los gitanos.
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