"¿Que me ponga la chaqueta? Yo trabajo así"
En la última entrevista concedida a este periódico (14 de noviembre), Riera anhelaba tiempo libre para poder dedicarlo a su verdadera pasión: la fotografía. Curiosa afición en un hombre que jamás ha coqueteado con las cámaras. "¿Que me ponga la chaqueta?" preguntó a sus asesores, "pero si yo trabajo así, que me vean así". En mangas de camisa.
Javier Riera Nieves (Vigo, 1944) es ingeniero industrial y dirigió Citroën en Vigo durante 23 años. En una primera etapa (1981-96) cuando aún se mascó el riesgo de deslocalización y cierre; en la segunda (1998-2006), en la más esplendorosa explosión de productividad. En estos últimos ocho años, Riera ha logrado duplicar la producción de PSA Peugeot Citroën en Vigo, aumentó el empleo en un 25% y atrajo 12 proyectos de inversión internacional que han fraguado en 14 nuevas fábricas con 2.500 empleos.
Su aportación se mide en números: 23.000 empleos directos y 7.000 millones de euros en facturación de la automoción gallega. Pero también en letras: en los últimos ocho años, Riera no ha sufrido una sola huelga en Citroën. Es una de sus claves, la paz social. Llegó a ella ganándose la confianza de los sindicatos y haciéndoles partícipes de cada decisión. Para despedir o para contratar, para reducir jornada o para aumentarla, siempre buscó antes el acuerdo con sus socios sindicales. Sin embargo, ante los poderes públicos, Riera siempre se ha visto a sí mismo como un tipo incómodo. "Es que a la Administración la veo de un tímido subido (...) Tienen que mojarse o vamos a sufrir", explicó en aquella entrevista.
Su última gran batalla es la que ahora podrá librar para la Xunta. O, mejor dicho, para el resto de la industria gallega. Riera intentará dar carta de naturaleza a la creción de un gran clúster industrial en Galicia, generando centros tecnológicos más grandes y más poderosos, y haciendo que la triple hélice gire para que Galicia sea la nueva Finlandia del Atlántico europeo.
Dentro de su empresa hay quien asegura que ha adelantado tres años su jubilación porque, como Folz, su presidente, no estaba dispuesto a romper con los sindicatos, cerrar fábricas y adelgazar la estructura de personal. Eso es algo que en PSA se sospecha que será la tarea esencial de Streiff, el nuevo presidente a partir de enero.
Lo que es seguro es que Javier Riera no se va de Citroën para dedicarse a hacer fotos. Si se fijan, comprobarán que aún no se ha puesto la chaqueta.
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