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Crónica:Fútbol | 16ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Recreativo se queda corto

El equipo onubense baila al Madrid, que jugó tan mal como casi siempre y esta vez no tuvo solistas que le salvaran

José Sámano

Tan plano es el Madrid de Capello, que ni siquiera se le distingue en la victoria o en la derrota. El equipo tiene un guión y suma o descuenta puntos en función de una serie de circunstancias, según gire la noria. Frente al Recreativo no estuvo mucho peor que en otras plazas en las que ha salido triunfante este curso, pero esta vez le salió cruz. El conjunto andaluz le pasó por encima de principio a fin. No le concedió la más mínima oportunidad y tan patético resultó el Madrid que intentó negociar el cero a cero como el que se vio obligado a dar un estirón con el marcador en contra. El Madrid fue de nuevo un pestiño. La única novedad es que anoche ninguna de sus estrellas acudió al rescate. El Recreativo, magnífico en todas las facetas del juego, se lo impidió.

REAL MADRID 0 - RECREATIVO 3

Real Madrid: Casillas; Salgado (Mejía, m. 66), Cannavaro, Sergio Ramos, Roberto Carlos; Beckham, Emerson (Robinho, m. 46), Guti; Raúl; Ronaldo (Reyes, m. 66) y Van Nistelrooy. No utilizados: Diego López; Pavón, Raúl Bravo y De la Red.

Recreativo: López Vallejo; Merino, Beto (Arzo, m. 54), Mario, Poli; Cazorla, Viqueira, Vázquez, Aitor; Sinama (Juanma, m. 56) y Uche (Javi Guerrero, m. 80). No utilizados: Laquait; Bautista, Barber y Calle.

Goles: 0-1. M. 34. Sinama se va de Cannavaro y bate a Casillas con la izquierda. 0-2. M. 51. Disparo raso de Uche tras regatear a Guti y Cannavaro. 0-3. M. 90. Viqueira, de libre directo.

Árbitro: Daudén Ibañez. Amonestó a Beckham, Aitor, Mario y Sergio Ramos.

Unos 65.000 espectadores en el Bernabéu.

De Capello no hay que esperar nada operístico, pero sin resultados no tiene coartada
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El equipo suda y patea lo que se le ponga por delante, todo de forma dislocada. Por ello puede darse la circunstancia, como ayer, de que el mejor jugador del mundo para la prensa, los seleccionadores y los futbolistas de mayor jerarquía internacional resulte una calamidad, caso de Cannavaro. O que dos reputados arietes como Ronaldo y Van Nistelrooy se pasen la noche sin hacer cosquillas al Recreativo, un recién ascendido con mucho mejor gusto por este deporte que el actual Madrid.

En este equipo de Capello todo es posible: puede ganar o perder de cualquier manera, pero casi siempre resulta indigesto. El ideario del técnico italiano ha impregnado de tal forma que los jugadores se han convertido en piezas secundarias. Hasta el punto de que ya son prescindibles Emerson y Diarra, los dos cónsules de Capello. Castigado el francés, frente al Recreativo Guti se asoció con Emerson y nunca pareció Guti, sino más bien Diarra. Emerson hizo de Emerson, pegó unos cuantos estacazos y cuando su padrino en el banquillo sintió que el equipo debía remar le dejó en la ducha y entregó la trompeta a una pareja de pivotes inédita: Guti y Beckham. En nada mejoró el Madrid, condicionado por una partitura que no admite solistas. Juegue quien juegue los hábitos son los mismos.

Como tantas veces, el Madrid no marcó distancias con su rival. En esta ocasión el Recreativo, un equipo mejor cuajado y más estético. Un conjunto tejido sin hucha y con futbolistas de poca cosmética, pero que ha dado con la tecla. Tiene jugadores sobresalientes, como Viqueira -que ordena con criterio y tiene una pegada descomunal- y Cazorla, y dos delanteros de altos vuelos, como Sinama y Uche. Este Recre es otra secuela de este agradecido fútbol español que alumbra cada temporada a un modesto guapo y revoltoso ante los grandes. Nada que ver con el calcio de Capello: en la Liga española hace años que prevalece una idea aseada del juego. En este campeonato los últimos en llegar a la gran pasarela no se amedrantan en los grandes escenarios y pueden poner en aprietos a cualquiera. Y siempre a partir de la pelota, de un concepto atrevido del juego. Así se manejó el Recreativo en Chamartín. Sin un pelotazo que no fuera necesario, el equipo de Marcelino García le quitó las riendas al Madrid, se adueñó del partido y se encomendó no a sus defensas sino a sus dos gacelas ofensivas. Apareció Sinama-Pongolle, retrató a Cannavaro y puso en ventaja a los onubenses. El Madrid no tuvo respuestas, ni antes ni después de que Uche, el otro galgo del Recreativo, anudara la cintura del presunto mejor central del mundo. Como si fuera Ronaldinho, el africano dejó plantado a Guti, que se quitó del medio, bailó sobre Cannavaro y ejecutó de forma magistral a Casillas. Luego apareció Viqueira, que astilló el larguero madridista minutos antes de reventar la red al lanzar con maestría una falta.

El gol de Viqueira, el tercero del Recreativo, hizo estallar al público del Bernabéu, paciente hasta entonces. La grada se hartó y se lo hizo saber al palco y al banquillo. Luego, el público se fue a casa antes de tiempo, confundido por lo sucedido. No por el juego, tan raquítico como casi siempre, sino por el resultado. Cuando el marcador es la única coartada es normal que el público ya no trague. Capello debería tomar nota. Y Ramón Calderón también. Al fin y al cabo promocionó al técnico italiano por su etiqueta de ganador con mayúsculas. De este equipo no cabe esperar nada operístico, pero sí al menos unos cuantos puntos más. Sin arte y resultados a la hinchada no le queda salida. Y a Capello y Calderón les faltarán respuestas.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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