La caída de un enganche del futuro tranvía T-2 arrastra 800 metros de la catenaria
El desprendimiento provoca abolladuras en los coches estacionados junto al Levante UD
La caída de un enganche de la catenaria de la futura línea del tranvía T-2 -que gestiona Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV)- provocó ayer el desplome de 800 metros de cable sobre el trazado de las vías desde el inicio de la avenida Alfahuir esquina con Duque de Mandas hasta el cruce con la avenida San Vicente de Paúl, que desemboca en el estadio del Levante UD. El espectacular desplome del cable sobre los coches aparcados en línea sobre los rieles sin estrenar, y también sobre algunos pasos de peatones obligó, además, a desviar el intenso tráfico de la zona a la salida del partido.
"La desinversión en infraestructuras está pasando factura", según el PSPV
El suceso, según fuentes de FGV, comenzó hacia las 16.00, cuando se desprendió uno de los enganches del único poste de sujeción que hay al llegar a la glorieta que hay en el cruce de Duque de Mandas con San Vicente Paúl (justo enfrente de la Ermita de los Jerónimos y la Academia Marni). El desplome no provocó daños personales, pero sí abolló los techos de numerosos vehículos estacionados cerca del cruce de ambas avenidas, justo sobre el riel por donde circulará el futuro tranvía. De hecho, un par de jóvenes afectados -con un flamante Mini azul casi sin estrenar- no podían creer el destrozo causado por el cable en el techo del vehículo.
Al parecer, según apuntó inicialmente uno de los técnicos de la UTE que gestiona la obra desplazado a la zona ante la Policía Local, la rotura del enganche podría tener su origen en "la insuficiente sujeción" mediante un solo poste para mantener el peso del cable de la catenaria en este cruce, donde se forma un ángulo recto (de 90º), que tensa aún más el cableado de la catenaria en ambos sentidos: tanto hacia la avenida Duque de Mandas como en sentido perpendicular hacia la avenida San Vicente Paúl.
De hecho, en otros trayectos del tranvía de la ciudad de Valencia, se puede apreciar a primera vista que en cada giro de cada glorieta o curva importante -incluso en curvas de menor ángulo- el cable de la catenaria está sujetado por al menos tres postes. Esto ocurre, por ejemplo, en la T-4, a lo largo de toda la avenida de Almassora hasta el Pont de Fusta.
El espectacular "efecto dominó" del resto de enganches de la línea en su arrastre se llevó más de 800 metros de cable, según informó la empresa en un escueto comunicado. El personal de la empresa, que llevaba dos semanas trabajando, esperaba reponer la instalación anoche.
En cualquier caso, el colapso que provocó el acordonamiento de la zona y el corte del tráfico en varias calles adyacentes -más la multitud de coches estacionados, tanto en la misma vía del futuro tranvía, como en las calles adyacentes- provocó desde la 16.00 un colapso en la circulación de esta zona residencial del nuevo barrio en expansión de Orriols.
El Ayuntamiento tiene previsto inaugurar la línea T-2, que partirá del barrio de Orriols-Torrefiel hasta la estación del Pont de Fusta, "el primer semestre de 2007", en plena campaña electoral. Razón por la que el concejal del PSPV-PSOE, Matías Alonso, que se desplazó a la zona inmediatamente (no así las autoridades municipales ni autonómicas), se mostró convencido de que "la política de desinversión pública en infraestructuras, como se ha demostrado con los últimos incidentes, cada vez más frecuentes en diversas líneas del metro y del tranvía gestionados por la FGV, está pasando factura". "Por fortuna", subrayó Alonso, "el tendido eléctrico de la T-2 no está en marcha, de lo contrario, hubiera podido tener consecuencias graves".
Desde el accidente sucedido el pasado 3 de julio en la Línea 1 del Metro, que une Valencia con Torrent, en el que fallecieron prácticamente en el acto 43 personas, las averías, parones en estaciones, incluso un choque entre un tren y un autobús (en los tramos donde comparten vía) ha aumentado el sentido de la "inseguridad" entre los usuarios.
"Valencia está empezando a sonar fuera y dentro de nuestras fronteras como fuente permanente de incidentes en el servicio público de transporte, lo cual nos sitúa a un nivel de ciudad tercermundista", resumió Alonso. No en vano, el secretario general de los socialistas valencianos, Ignasi Pla, había anunciado el sábado ante el Comité Nacional de su partido que de ganar en las próximas elecciones de mayo, una de las primeras decisiones será "auditar a FGV y todo el sistema de transporte público".
El primer paso ya lo han dado los seis ayuntamientos afectados por "el accidente más grave de la historia ferroviaria" de este país, sólo un mes después de producirse el siniestro, en distintas mociones de censura para reclamar al unísono, tanto los concejales del PP como del PSPV, que el Gobierno popular de Francisco Camps inyecte más inversiones en seguridad para el transporte público.
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