Un hotelero invisible
El presidente de Air Madrid pasó de ser camarero a multimillonario
Detrás del fiasco de Air Madrid está un protagonista que prefiere ser invisible: José Luis Carrillo Benítez, 65 años, propietario de la aerolínea de billetes baratos que él mismo ha querido hacer desaparecer. Este hotelero que primero fue camarero sigue una estrategia de ocultación, con la que también se manejó en el sector del turismo, donde triunfó.
"Durante años sabíamos que Carrillo era un hotelero que tenía una cadena y que las cosas le iban bien. Existía pero no sabíamos quién era", anotó un empresario turístico de Mallorca.
En los negocios tradicionales de sus compañías Hoteles Globales y Optursa -en el nivel medio en la constelación española- gestó su fortuna. Fue agente de viajes, se alió con un empresario menor y un operador inglés que le financiaron con contratos y créditos sus primeros establecimientos.
"Desconoce el sector aéreo y no tuvo buenos gestores", concluye un analista de Barcelona
El dueño de Air Madrid alternó rutas viajeras y destinos entre la costa Brava, Benidorm, Mallorca y Londres. Tocó todos los mecanismos del sector y detectó dónde fluían los caudales. En 2006 domina una cadena con 37 establecimientos, la matriz Optursa Management, y el operador Alada Tours. Es constructor y promotor inmobiliario de centros turísticos. Tiene 4.000 empleados.
En los consejos de administración se evidencia el compromiso familiar en el capital y la gestión: la esposa de Carrillo, Susana Szymansca, natural de Polonia, y una de sus hijas, Susana Maria, están en la mayoría de sociedades.
Más de 150 millones de euros se comprometió a pagar, en una subasta, en mayo de 2006, por los 10 hoteles de la compañía inglesa Acorn en Baleares. Venció a 30 competidores. "Hace dos meses Carrillo era consciente de que con Air Madrid podría pasar de multimillonario a simple millonario", detalló un broker del sector. Otra fuente de su entorno anotó: "Con este crack podría perder centenares de millones de euros".
En las raíces de Air Madrid estuvieron Herminio Gil, ex socio de José Hidalgo en Air Europa y promotor de Viajes Halcón, y el gestor de aerolíneas Tomás Cano, que conoce despegues y caídas de compañías aéreas privadas de España. Gil y Cano rompieron con Carrillo y alquilan aviones en Congo y Venezuela.
Hoteles Globales está establecida en Baleares, Canarias y Costa del Sol; y en Bélgica, Suiza, Argentina y Nicaragua. El desarrollo hotelero estuvo ligado a los buenos alquileres que logró y a las salidas airosas frente las integraciones globalizadoras. Su contrato con Airtour se saldó "con un acuerdo de fábula con la compañía británica My Travel", según la versión de un competidor hotelero. Carrillo posee el 5% del operador internacional. En 1990 figuró como consejero del Banco de Crédito Balear. "Desconoce el sector aéreo y no tuvo buenos gestores", concluye un analista de Barcelona.
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