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Entrevista:PETER FISHER | Presidente de los sanitarios británicos | La financiación de los nuevos hospitales

"Los hospitales fueron construidos con materiales baratos"

Oriol Güell

Los Gobiernos de toda Europa tienen desde hace 40 años una valiosa fuente de lecciones en la sanidad pública británica (NHS, en sus siglas en inglés). Durante los años sesenta y setenta, el Reino Unido era un modelo reconocido por su sanidad pública universal y gratuita. En los ochenta, Europa observó con atención al Reino Unido para no repetir los errores "de las políticas liberales de Margaret Thatcher, que arruinaron el NHS". "A los hospitales británicos, que sólo 10 años antes eran eficientes y acogedores, se les caían los azulejos de las paredes. La política de privatizaciones fue brutal", asegura Peter Fisher, presidente de la NHS Consultants Association, una organización de trabajadores de la sanidad pública.

"El Gobierno está atrapado 30 años de pies y manos con las constructoras"

La presidenta regional, Esperanza Aguirre, ha vuelto a mirar ahora al NHS para importar un modelo de gestión mixta pública y privada (PFI, en sus siglas en inglés) en la construcción de los nuevos hospitales.

Pregunta. ¿Qué balance puede hacerse en el Reino Unido de las PFI?

Respuesta. No es bueno. Ha sido una fuente de problemas para el Gobierno y de quejas para los trabajadores y pacientes.

P. ¿Por qué?

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R. Los PFI los introduce el Gobierno conservador de John Major en los noventa. Tras los años de Thatcher, la red pública de hospitales estaba muy envejecida y necesitaba inversiones. Major dijo que las PFI eran la solución.

P. ¿Con qué argumentos?

R. Se dijo que la iniciativa privada gestiona de forma más eficaz, construye los hospitales en menos tiempo y lo hace más barato.

P. Éstos son los mismos argumentos utilizados por la Comunidad. ¿Qué conclusiones pueden extraerse de la experiencia británica?

R. Hoy hay 58 hospitales y residencias sociosanitarias PFI y otros 30 están en proyecto. El balance es que casi nada de lo que se dijo es verdad. Los hospitales no han sido más baratos ni funcionan mejor que los públicos. Lo único que sí han cumplido a veces es que se han construido más rápido, pero ha sido a un coste enorme.

P. ¿Por qué no son más baratos?

R. Haga la prueba. Vaya a un banco y pida un crédito. Todos se lo darán a una tasa de interés mucho más alta que al Gobierno. A usted y a cualquier empresa constructora. El Estado es el mejor cliente para un banco, porque siempre devolverá el crédito. Sume a ese mayor coste financiero los beneficios que se llevan los accionistas, un 18% de media aquí en el Reino Unido, y tendrá la respuesta. Además, muchas empresas presentaron ofertas muy ajustadas para ganar el concurso y luego han sufrido grandes sobrecostes que han necesitado mayores contribuciones públicas.

P. ¿Y qué dice el Gobierno?

R. En el Parlamento han admitido que el contribuyente ha debido pagar 8.000 millones de libras. Pero ya no se puede echar atrás. Tiene firmados decenas de contratos a 30 años vista que le atan de manos. Además, los intereses y lazos entre Gobierno y constructoras son muy fuertes.

P. ¿Y tampoco están mejor gestionados?

R. En muchos casos no, pero es lo lógico. ¿Quién tenía 20 ó 30 años de experiencia? ¿Las constructoras o el NHS? Es obvio que todo es mejorable, incluso la gestión pública, pero ha sido un enorme derroche no utilizar toda esa experiencia acumulada.

P. ¿Los pacientes han notado una pérdida de calidad asistencial?

R. En muchos casos sí. Se han abierto hospitales con materiales baratos, que han tenido que ser cambiados a los dos años. Otros, sin los equipos técnicos que debían. Y en la mayoría, la calidad de los servicios no médicos, los que ponen las empresas y que más debían mejorar con el PFI, dejan mucho que desear. En el hospital de Edimburgo, la comida era muy mala y los pacientes se quejaron. Al final, se supo que era porque la comida no se hacía en el hospital. Tampoco en Edimburgo ni en Escocia. Se hacía en Gales, ¡a más de 500 kilómetros! Es que a la empresa le salía más barato así.

P. ¿No puede ser que una vez superados los problemas iniciales los PFI funcionen mejor?

R. No parece. Los problemas en el Reino Unido no disminuyen, aumentan. Los PFI deben cerrar el año con beneficios. Ése es su fin. Se ha cambiado la lógica de la salud de los pacientes por la del beneficio empresarial.

P. ¿No es optimista?

R. Cuesta serlo. Tenemos un Gobierno que ha perdido gran parte de su capacidad de maniobra en favor del interés público. Tiene contratos a 30 años vista que está obligado a cumplir, aunque no sepa cuáles serán las necesidades futuras. ¿Qué pasa si en una zona se necesitan menos camas en 15 años? ¿O si las nuevas técnicas médicas reducen a la mitad los días de ingreso tras una operación? Nos podemos encontrar con hospitales demasiado grandes, o demasiado pequeños, pero el Gobierno será rehén de los contratos que ha firmado.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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