"Europa estará en crisis mientras no defina su propia identidad"
Una Europa desdibujada, acomplejada, que, como los viejos penitentes, se siente culpable de su bienestar y que justifica las agresiones que sufre. Ése es el panorama que percibió Marcello Pera cuando el zarpazo del terrorismo islámico dejó su huella en Nueva York, Madrid o Londres. La pasada primavera, el entonces presidente del Senado de Italia promovió el Manifiesto por Occidente, acta fundacional de un "nuevo europeísmo" articulado en torno a la defensa de los valores occidentales y a la raíz cultural cristiana. Era la plasmación de unas inquietudes largamente debatidas con el entonces cardenal Joseph Ratzinger, que habían cristalizado en 2004 en un libro, Senza radici (Sin raíces).
La debilidad de la identidad europea dificulta la integración de los inmigrantes
El movimiento recibió la etiqueta de "teoconservador". Pera, catedrático de Filosofía, ex militante del Partido Radical y, desde 1994, senador de Forza Italia, no se reconoce en ese término. No es creyente, pero reivindica la herencia histórica del cristianismo. Se dice anticlerical y rechaza la intromisión de la Iglesia en asuntos de Estado, pero critica el "laicismo agresivo" que pretende "recluir la fe religiosa en un gueto privado", lo cual "empobrece a la sociedad". "Ahora, decir feliz navidad no es políticamente correcto en Italia", ironiza.
En Madrid, invitado por la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), Marcello Pera asegura que Europa no saldrá del marasmo político si no asume su propia identidad. "Nuestros líderes políticos relegaron el debate y perdimos la oportunidad de entender qué es Europa y cuáles son sus aspiraciones".
El resultado, dice Pera, está a la vista: "Vivimos una crisis institucional, porque la Constitución no se va a ratificar; una crisis política, porque Europa no tiene una posición única sobre casi nada. Y estamos perdiendo competitividad económica. Mientras no defina una sola identidad, Europa estará en crisis".
El resurgimiento islamista, afirma el senador, ha puesto a Occidente frente a su propio debilitamiento, derivado de un "relativismo que otorga el mismo valor a todas las culturas, como sistemas con sus propias escalas", y que considera tan válida una teocracia como un régimen democrático.
¿Y no es simplificador responder aferrándose a la identidad religiosa? "La historia de Europa no puede explicarse sin tomar en cuenta el papel decisivo del cristianismo, que nos ha dado nuestros cimientos, nuestros valores seculares en torno a la dignidad humana, aquellos que están escritos en nuestras Constituciones".
A quienes sostienen que no hay valores morales únicos, y que la "dictadura del relativismo" que denuncia el papa Benedicto XVI es, en realidad, el pluralismo, Pera responde con preguntas. "¿La igualdad entre hombres y mujeres, o la libertad, o el respeto a los derechos humanos, son valores relativos? ¿Valen sólo para España o Italia y no para el resto del mundo?".
La debilidad de la identidad europea dificulta, además, la integración de los inmigrantes. "¿Por qué EE UU sigue integrando mejor que Europa? Porque la identidad estadounidense es todavía tan fuerte que logra absorber a la gente de diferentes culturas y tradiciones. En Europa, en cambio, se expande el multiculturalismo, que es una yuxtaposición de comunidades diferentes, no una integración".
La reivindicación de los valores de Occidente debe acompañarse, en opinión de Pera, con el diálogo interreligioso y el apoyo decisivo a los "gobiernos islámicos y árabes moderados", que son, también, objetivo del fundamentalismo.
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