Stamford Bridge disfruta con un partido trepidante

El Chelsea y el Arsenal se batieron con grandeza en Stamford Bridge y aceptaron de mala gana un empate que provocó la sonrisa del Manchester United. El club de Old Trafford se reafirma como líder de la Premier League con ocho puntos de ventaja sobre los blues, que cuentan con un encuentro menos que el plantel de Fergusson, tan fuerte que sólo ha concedido una derrota en 17 jornadas, precisamente ante los gunners. Achuchado hasta el descanso, la actuación del Chelsea acabó por ser tan irreprochable que la hinchada asumió al final el resultado como un accidente del fútbol. El encuentro respondió a las características admirables del juego inglés, tan intenso en la cancha como en el ambiente, más que nada por el frio, el viento y la lluvia que azotó el estadio del campeón.

El empate ahondará, por lo demás, en el debate abierto en el Chelsea desde que Mourinho cantó que tenía nueve jugadores fijos para la alineación, y los dos prescindibles eran el lateral derecho y el acompañante de Drogba, una manera de señalar a Shevchenko, contratado por el presidente Abramovich sin la anuencia del entrenador. Pasada la hora de juego, el técnico portugués sustituyó precisamente al defensa diestro -ayer Geremi- y a Shevchenko, y el Chelsea funcionó estupendamente con Robben y Wright-Phillips en calidad de acompañantes de los titulares -Carvalho, Terry, Cole, Makelele, Essien, Ballack, Lampard y Drogba y el portero, ahora Hilario por la lesión de Cech.

Aunque ha perdido pegada por las bajas y se ha descolgado de la cabeza, el Arsenal continúa siendo un equipo que juega muy bien al fútbol por su capacidad para asociarse y alcanzar la meta. Ayer combatió con entereza al Chelsea hasta el descanso, se adelantó en el marcador con una jugada preciosa rematada por Flamini y amenazó con repetir la victoria que consiguió en Stamford Bridge en febrero de 2004. Desde entonces, el Chelsea no ha perdido en su estadio y mantuvo su condición de invicto con una reacción extraordinaria ante el plantel de Wenger, que tuvo que alinear una defensa con una edad media de 21 años.

Poderoso físicamente y organizado, el Chelsea repicó en los postes de Lehmann hasta que el meta se venció en un remate de Essien. El gol premió el esfuerzo de los blues, intimidatorios y admirables en el despliegue y al mismo tiempo atemperados por un buen Arsenal.