Alcaldes
Hace tiempo le escuché decir a Julio Anguita una frase que resume su punto de vista y el de muchos : "A la gente le gustan los alcaldes chulos". Él se aplicó a la tarea con bastante éxito. Hay otra frase de un famoso alcalde de los años 80, de la costa gaditana para más señas, militante del Partido Socialista entonces que decía: "Felipe mandará en España, de la gasolinera para acá mandan mis c...", como un remedo de José María el Tempranillo. No sé si es por el gusto de la gente o por el tipo de elección, que entre los alcaldes se repite mucho la peculiaridad. Todos los partidos conviven con regidores que van a su aire, que no aceptan los puntos de vista del partido y éste los mantiene porque les aportan votos, lo que a la postre beneficia a la organización, por mucha incomodidad que pueda reportarles. Es un pragmatismo electoral que viene muy bien a los partidos, aunque siempre dan más quebraderos de cabeza que votos. El PP no ha tenido el más mínimo pudor para captar hacia sus filas a todo tipo de ex concejales de otros partidos, como el que fuera alcalde de IU y luego concejal independiente de Tarifa, Andrés Fuentes, o el que fuera concejal de IP, Enrique Moresco. El PP, que al respecto se muestra como uno de los más pragmáticos, no tuvo reparos a la hora de incorporar a sus filas a los concejales del GIL por toda la Costa del Sol, desde pueblos pequeños a San Roque o La Línea. Éste último ha sido fuente permanente de conflictos de todo tipo, por su relación con imputados de la Operación Ballena Blanca, por sus amenazas a periodistas y tantas otras. Pero le da al PP votos inestimables en una población importante y ha sumido al resto de partidos en el caos. Alcaldes de Roquetas o El Ejido en Almería son un ejemplo, o antiguos militantes del PP, como el independiente de El Puerto de Santa María, hoy inhabilitado por la justicia, el de La Carolina, Ramón Palacios, y tantos otros.
En el PSOE no faltan los alcaldes que saben más que su partido. El paradigmático en Andalucía es Antonio Barrientos, de Estepona, que gobierna con antiguos gilistas sin el más mínimo rubor. Porque la antítesis es Sánchez Monteseirín, con buenas relaciones con el aparato. Pacheco fue durante mucho tiempo el prototipo de alcalde lenguaraz e independiente, tan independiente que dejó su partido. A Patricio González, en Algeciras, le fue bien durante una temporada, hasta que perdió las elecciones.
En IU, ejemplo de coherencia, según ellos mismos dicen, no se escapan a la epidemia de alcaldes espectáculo. El de Camas es un ejemplo singular, que pactaba con el PSOE un acuerdo municipal para Andalucía mientras negociaba a escondidas en su pueblo, Camas, para seguir de alcalde. Es tan coherente que no ha tenido problemas a la hora de actuar, siempre por su pueblo, claro, hasta el punto de que está imputado por la justicia y ahora no ve inconveniente en presentarse como independiente, ya que los de IU no lo quieren, pero él, cómo no, se debe a su pueblo. Este tipo de alcaldes piensan siempre que sus siglas son una rémora y que ellos solos, como independientes, iban a conseguir mejores resultados. Es lo que le pasa al de Puerto Real, José Antonio Barroso, que se ha presentado por seis o siete siglas distintas y nunca descarta hacerlo otra vez, ya que en IU están todos equivocados y él tiene toda la razón. No contento con haber ayudado a su hermano para que se construya una casa sobre un edificio educativo, otras nubes oscurecen el horizonte. Sánchez Gordillo está hoy un poco capitidisminuido, aunque de vez en cuando nos alegra la vida con una movilización, marcha, encierro o similar. Lleva 27 años de alcaldía coherente, aunque para él no constan las limitaciones de mandato de la que parece que todavía es su organización, IU.
Las candidaturas independientes obedecen siempre a la misma lógica del alcalde con un par, que diría Pedro Pacheco. Por toda la geografía proliferan candidatos provenientes de mil lugares que no tienen pudor a la hora de firmar acuerdos que terminan luego en todo tipo de reclasificaciones, urbanizaciones y malayas. No hay que olvidar que si ha habido un alcalde chulo en España, ése fue Jesús Gil.
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