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Dos asociaciones vecinales recogen más de 14.000 firmas contra el plan de ordenación urbana de Vigo

Las asociaciones Alternativa Veciñal y Outro Vigo é Posible intentan impulsar durante este mes la recogida de firmas contra el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) de Vigo para su remisión a la Xunta antes de que emita su dictamen sobre el mismo, el próximo enero. De momento, según fuentes de ambas organizaciones, han recogido más de 14.000 firmas. Son los únicos disidentes, con el grupo municipal socialista, de un PXOM cuya aprobación ha sido solicitada por los otros grupos municipales, sindicatos, federación vecinal y empresarios.

Tras la primera aprobación del PXOM de Vigo se presentaron más de 62.000 alegaciones. Una cifra récord que, sin embargo, fue neutralizada casi en su totalidad al agruparlas y modificar puntualmente los motivos de queja: bajaron las alturas previstas en algunas zonas, se cambió el trazado de un tramo de la Ronda y se prestó audiencia a las reclamaciones sobre las actuaciones en Teis-Guixar.

Tras la aprobación provisional del proyecto en mayo pasado y su envío a la Xunta, las manifestaciones vecinales contra el PXOM comenzaron a hacerse residuales. "La gente está muy cansada después de casi cinco años de movilizaciones", disculpa Enrique Estévez, portavoz de Alternativa Veciñal.

Tanto esta asociación como Outro Vigo é Posible censuran, en la tramitación del PXOM, la ausencia de un debate previo sobre la idea de ciudad. Ambas organizaciones afirman que tampoco valora adecuadamente los sectores estratégicos de la economía local ni provee el suelo industrial necesario, mientras contempla unas previsiones de crecimiento demográfico desorbitadas para justificar la "economía de la construcción" (el PXOM prevé edificar 140.000 viviendas, cuando actualmente hay más de 20.000 vacías).

Además, el PXOM, según sus detractores, infravalora la historia y el paisaje local al transformar en suelo urbanizado la mitad del rural, destruir una quinta parte de la masa forestal y el 15% de la biodiversidad, imponiendo "un modelo urbanístico destructivo del paisaje rural".

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