'Chef' a la carta para cada mes del año

En ningún otro lugar del mundo existe un restaurante parecido, ni nadie ha puesto en práctica una fórmula similar. La fascinante burbuja aerodinámica se encuentra a pie de pista, en el mismo aeropuerto de Salzburgo, y a pesar de sus proporciones produce una sensación de ingravidez. Construcción monocasco de cristal y acero inoxidable que se inspira en el perfil de las alas de un avión, según el proyecto que ideara en su momento el arquitecto Volkmar Burgstaller para cumplir con el encargo del propietario de Red Bull.

Desde dentro, la percepción de esta gigantesca bóveda, semejante a un iglú transparente de 1.500 toneladas de peso con casi 67 metros de diámetro y una altura de 14,5 metros, aún se agiganta más. Alberga un curioso museo aeronáutico con la flota de los famosos Flying Bulls, aviones históricos restaurados por el propietario de esta bebida energética, algunos de los cuales sobrevivieron a la última guerra mundial. Y en distintos rincones, un restaurante dotado de un reservado espectacular, además de dos bares y la zona lounge.

Con la asesoría del gastrónomo Eckart Witzigmann, y bajo la dirección del jefe de cocina Roland Trettl, el restaurante Ikarus, inaugurado en el verano de 2003, pone en práctica a diario el insólito sistema de los cocineros invitados: 12 chefs famosos al año y uno distinto cada mes inspiran las recetas que durante 30 días interpreta el equipo de cocina de Ikarus y se degustan en las mesas del local. Fórmula siempre idéntica que se traduce en una carta con tres menús de distintos precios -85 euros (4 platos), 95 euros (5 platos) y 105 euros (6 platos), vinos e IVA aparte-, que permite a sus clientes disfrutar de forma rotativa con múltiples estilos de comida de no importa qué país.

Planteamiento revolucionario que durante los tres últimos años ha visto desfilar por Salzburgo, entre otros muchos, las recetas de los italianos Carlo Cracco y Gianluigi Bonelli, las del famoso neoyorquino Jean-Georges Vongerichten, las del brasileño Alex Atala (este mismo mes de diciembre) y las de los españoles Xavier Pellicer (en 2005) y Andrés Madrigal (en 2006). Cada año intervienen 12 profesionales que en una fecha concreta se juntan para elaborar un singular menú. Es la famosa cena Ikarus Night, que reúne a 300 comensales a 1.000 euros el cubierto, y cuyos fondos se destinan a la Fundación Wings for Live. Todo un acontecimiento.

Bajo la cúspide de la misma bóveda se halla Threesixty, reservado con una única mesa que parece suspendida en el vacío, cuyo techo mira a las estrellas sobre un suelo de cristal mareante. No menos seductor es el bar Mayday, altamente tecnológico. Sobre la barra se contemplan las acrobacias de los Flyings Bulls alrededor de los vasos depositados, mientras que en su zona trasera se aprecian las siluetas de unos camareros virtuales que reaccionan en contacto con la mano o cuando se depositan objetos sobre la barra. El complejo hostelero se completa con el salón Carpe Diem, tan elegante y vanguardista como el resto, donde se degustan tapas internacionales con cerveza y se paladean especialidades italianas de café.