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Reportaje:

Los clásicos de Isma Prados

El famoso cocinero de TV-3 presenta un nuevo libro con sus recetas en el que expresa su manera de entender la cocina

Isma Prados, cocinero mediático en el excelente sentido de la palabra, presentó en el restaurante barcelonés L'Arhaga, el libro La cuina de l'Isma Prados, Els meus clássics, publicado por la editorial RBA. A diferencia de los dos volúmenes anteriores, un compendio de las recetas que el cocinero se había dedicado a exponer en sus populares programas de TV-3, Los clásicos de Isma es un libro mucho más personal, tanto que Prados lo considera una liberación necesaria en cuanto que es el primero con el que ha podido expresar abiertamente su manera de entender la cocina. Conseguir que un autor logre hacer comprender el alma de su obra a un lector es harto complicado. Isma, tipo de mirada alargada e inteligente, para la presentación preparó un menú que sintetiza el corazón del libro, páginas llenas de memoria y fantasía, una ofrenda a la cocina catalana sin escatimar puentes a la modernidad. Sus clásicos no dejan de ser una interpretación subjetiva de algunos platos que conforman el recetario catalán de toda la vida, su homenaje a los sofritos, los caldos o las picadas, lo que el denomina el triunvirato, es un claro ejemplo, pero se puede hablar de jazz, como hace él, sin tener que hablar obligatoriamente de John Coltrane.

Para colorear el encuentro, Prados nos regaló, de primero, una crema de galeras, crustáceo de sabor profundo al que Dios no le dio cuerpo de gamba, acompañado de un cava rosado Origan; y de segundo, un arroz de pintada con un vino Pas Curtei del Penedès que hacía volar el ave desplumada hasta altísimas estratosferas, como su receta Dos de tres de padrons amb folre i manilles, su amor por el pie de cerdo convertido en una torre humana con anxaneta en forma de pimiento verde. En los dos platos había mucho de la cocina de Isma Prados, del tipo que ama y vive para la cocina. Isma es un buen comunicador y su libro, de buena escritura y excelente lectura, es una muestra indiscutible. Pero se nota que este cocinero que ha llenado las tardes de TV-3 de aromas y sabores también es un excelente lector y visualizador, que sabe escuchar el mundo que pisa. A su juicio, para ser un buen artista hay que saber de artesanía, una buena metáfora que le sirve para hablar de las cosas con naturalidad. Entre bocado y bocado del postre, un caliente de avellanas, hablamos de Bond, James Bond. Hemos celebrado que el agente 007 siga amando el clásico Dry Martin, aunque al agente le traiga al pairo si se lo sirven agitado o no.

Con La cuina de l'Isma. Els meus clássics, el lector tendrá la oportunidad de conocer lo que se cuece dentro de un cocinero acostumbrado a ser confundido con una imagen virtual. Un libro en el que demuestra que las recetas no tienen sabor si no se les añade una pizca de la memoria guardada de los que las preparan y del hábitat panorámico que rodea la cocción.

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