200 guardias civiles exigen en Madrid que el PSOE que cumpla sus promesas

Alrededor de 200 guardias civiles de uniforme se presentaron ayer en la sede del Defensor del Pueblo para reclamar la mejora de sus condiciones laborales y profesionales. Los agentes fueron accediendo de cuatro en cuatro al registro de la institución para presentar su respectiva queja individual, ya que como militares no pueden hacerlo colectivamente. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), convocante del acto, acusó al PSOE de "engañar repetidamente" a los agentes y de incumplir su programa electoral.

Entre otras reivindicaciones, pidieron que deje de aplicarse el Código Penal Militar a los guardias civiles, que son sometidos a juicios militares e ingresan en centros penitenciarios castrenses por faltas profesionales; que se reforme el Régimen Disciplinario del cuerpo y se supriman las sanciones privativas de libertad; que se regulen las asociaciones profesionales en el seno de la institución y se apruebe un Estatuto de Derechos y Deberes del guardia civil.

"Cansados del maltrato"

Estamos cansados del maltrato y de que nos amenacen. La paciencia tiene un límite y el Gobierno ya lo ha rebasado", dijo el secretario general de la AUGC, Joan Miquel Perpinyá, quien acusó al PSOE de ceder a las presiones de los generales para no cumplir sus promesas.

Por su parte, el director general de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida, aseguró ayer que "el Gobierno va a cumplir sus compromisos" con el instituto armado. Mesquida ha remitido una circular a los mandos del cuerpo en la que les insta a dejar en suspenso los arrestos de carácter disciplinario, que pueden llegar hasta los dos meses.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó en noviembre pasado a España por considerar que la ley disciplinaria de la Guardia Civil vulnera el Convenio Europeo de Derechos Humanos. La sentencia se produjo a instancias de un agente del cuerpo que fue arrestado porque, estando de baja, se ausentó del cuartel sin avisar a los mandos para visitar a un familiar gravemente enfermo.