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Tenis | Rusia, campeona por segunda vez de la Copa Davis
Columna
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El sonido de las raquetas

Las nuevas raquetas de grafito y materiales compuestos responden a unas características mecánicas diferentes que las antiguas de madera. Son más ligeras y, al tiempo, menos deformables, por lo que vibran en frecuencias más altas que las maderas; más deformables y pesadas. ¿Pero vibran como lo haría una cuerda de una guitarra cuando es punteada o, mejor aún, como lo haría el mecanismo de un piano al percutir la cuerda que emite una nota? Pues, en cierto sentido, sí, aunque quizás no se pueda hablar estrictamente de música en este caso. De lo que no hay duda es de que las raquetas emiten sonidos cuando sus cordajes son percutidos por las bolas. Esto ocurre además en cualquier tipo de golpe, incluyendo saques, drives o reveses.

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Las raquetas suelen vibrar entre 100 y 200 veces en cada segundo (hercios), muy por debajo de los mucho más de 1.000 hercios de una cuerda de guitarra. Aunque las raquetas podrían vibrar a más altas frecuencias, en el modo fundamental no lo hacen porque las pelotas contactan el cordaje durante demasiado tiempo (5 milisegundos) como para permitirlo. Después del golpeo, la raqueta seguirá vibrando aún 10 milisegundos más. Cuando los tenistas buscan potencia en los golpes, escogen raquetas más rígidas; cuando buscan absorción del impacto, escogen raquetas flexibles. Así, cuando se quiere evitar cargar el brazo, por problemas de lesiones, de condición física o de edad, se buscará que el cuello de la raqueta sea flexible, aunque la cabeza tenga rigidez para no perder potencia en el golpeo.

¿Pero tiene importancia el sonido de la raqueta para el tenista? El sonido apenas es audible si se compara al que emite el propio cordaje o con los gritos y expresiones de esfuerzo con las que adornan sus golpes algunos tenistas. Este sonido, no obstante, lo podemos oír si hacemos un ensayo en el que acercamos la oreja a una raqueta sujeta con dos dedos a unos centímetros del extremo del mango (para evitar amortiguarlo), percutiendo con la punta de un dedo el cordaje, o lanzando sobre él una pelota. El sonido en sí mismo no es importante, pero las vibraciones de la raqueta que lo producen sí.

La importancia radica en que cualquier cuerpo que vibra tiene algunas partes que no lo hacen, que se denominan nodos. Una cuerda de guitarra tendrá los nodos en cada uno de los extremos en los que se apoya (puente y cejilla) cerca del clavijero, por un lado, y de los anclajes, por el otro. ¿Y las raquetas de tenis? Pues las raquetas tienen un nodo al 22% de su longitud contada desde el extremo contrario a la empuñadura. Resulta que, cuando se golpea el nodo de una raqueta, de un bate o de un palo de golf, éstos no vibrarán y en la sujeción de la empuñadura no notaremos vibraciones. En esos casos, el golpeo emitirá un sonido seco y el tenista tendrá buenas sensaciones: de buen golpe, de golpe agradable.

Estos días, dos equipos de músicos, de Argentina y Rusia, se han reunido en Moscú en busca de un codiciado tesoro: la Ensaladera de la Copa Davis. Los sonidos que han emitido sus raquetas quizás hayan pasado inadvertidos para el gran público, atento al desarrollo de los aspectos más vistosos del juego, pero no por ello han dejado de tener valor, pues sus notas han guardado relación con la calidad de los golpeos y con condiciones que podrían haber potenciado el riesgo de una lesión.

Xavier Aguado Jódar es biomecánico de la Facultad de Ciencias del Deporte, Universidad de Castilla-La Mancha. xavier.aguado@uclm.es

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