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El proceso para el fin del terrorismo

PSE y PNV congelan las reuniones políticas con Batasuna hasta que cese la violencia

Luis R. Aizpeolea

Las conversaciones políticas del PSE y PNV con Batasuna están suspendidas hasta que cambie la actitud del partido de Arnaldo Otegi y cese la kale borroka, que no se ha privado, incluso, de atacar con cócteles molotov sedes socialistas y peneuvistas. Eso no significa la ruptura del proceso de final dialogado del terrorismo, según fuentes conocedoras de las conversaciones mantenidas. A su vez, el Gobierno subraya que las dos últimas operaciones policiales contra presuntos etarras en Francia -la segunda, ayer mismo- prueban su determinación de hacer cumplir las líneas rojas que trazó desde el principio.

El robo de armas de ETA en Francia, a finales de octubre, no impidió que el PNV y PSE mantuvieran las reuniones políticas con Batasuna, iniciadas en septiembre, para acordar las bases de la mesa de partidos. Pronto comprobaron que el endurecimiento de ETA iba paralelo al de las posiciones de Batasuna en las conversaciones. Ésta propuso al PNV y PSE como condiciones previas para crear la mesa de partidos la aceptación del derecho a decidir y la territorialidad, rechazadas por ambos. No se oponían, sin embargo, a que ambas cuestiones se introdujeran en la agenda de debate, pero a Batasuna le pareció insuficiente.

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El hecho es que el PSE lleva más de dos semanas sin reunirse con Batasuna y no tiene previsto reanudar las conversaciones políticas con ella hasta que cambie su actitud y cese la violencia. El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, admitía el pasado miércoles, en un coloquio en Madrid, la parálisis de las conversaciones al esgrimir su lema de "primero paz, después la política" y que "sólo habrá acuerdos con Batasuna en ausencia de violencia". La parálisis de las conversaciones políticas no implica la suspensión de contactos informales.

Esta pedagogía del PNV y del PSE en el campo político va paralela a la decisión del Gobierno de responder con detenciones a la grave vulneración del alto el fuego que supuso el robo de armas en el sureste de Francia. La decisión gubernamental, además de reafirmar el Estado de derecho, ha tenido un sentido pedagógico sobre los límites del proceso. El Ejecutivo ha enviado, con hechos, a ETA el mensaje de que el proceso tiene unas reglas que no puede vulnerar: la principal de ellas es que los actos violentos serán respondidos con la ley y que el diálogo con la banda no arrancará hasta que la violencia desaparezca. También ha buscado que ETA compruebe su vulnerabilidad, pues la respuesta policial ha sido muy rápida, sólo un mes después del robo de armas. A ello hay que unir la beligerancia del Gobierno francés, afectado por los comunicados de ETA desde marzo, en los que ha introducido al País Vasco francés en la "solución final del proceso".

El Gobierno está a la espera de la respuesta de Batasuna y ETA a su mensaje sobre los límites del proceso. Una respuesta cuyo plazo máximo sería febrero o marzo, en que la izquierda abertzale debe decidir si se presenta a las elecciones de mayo cumpliendo con la legalidad. El presidente del PNV expuso el miércoles, en Madrid, las razones para el optimismo y el pesimismo. Entre las últimas citó el vértigo que se ha podido adueñar de una parte de Batasuna a hacer política sin la tutela de ETA y el interés de ésta en no renunciar a su viejo papel de garante de las pretensiones de Batasuna. El miedo de ésta se debe, según Imaz, a que durante el alto el fuego ha percibido una menor capacidad movilizadora y de influencia política en las conversaciones políticas. En éstas, PNV y PSE han tenido mayores coincidencias frente a Batasuna.

Según Imaz, también hay razones para el optimismo pues "los elementos que han contribuido a dibujar y vislumbrar un final definitivo de la violencia en Euskadi como factores propiciadores de la paz siguen ahí". Citó, entre ellos, los cambios en el contexto internacional tras el 11-S y el 11-M, que han arrinconado al terrorismo etarra frente al internacional; los "cambios profundos en la sociedad vasca", con un rechazo abrumador al terrorismo; los tres años y medio sin asesinatos de ETA y "el cambio y la voluntad de hacer política en muchos sectores de la izquierda abertzale que durante años ha dado cobertura a la violencia". La voluntad de hacer política es clara en muchos líderes y cuadros de Batasuna, del sindicato LAB y de organismos de la izquierda abertzale vinculados a la cultura, según él.

El secretario del PSE, Patxi López; el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, y el presidente del PNV, Josu Jon Imaz.
El secretario del PSE, Patxi López; el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, y el presidente del PNV, Josu Jon Imaz.SANTOS CIRILO / P. J. PHANSE

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