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EL ASESINATO DE LITVINENKO

Sólo disponible en los laboratorios más avanzados

EL POLONIO 210 (210Po) fue descubierto en 1898 en la pechblenda (uraninita) por Marie Curie. Se trata de un isótopo radiactivo que se encuentra en la naturaleza como resultado de la desintegración del uranio 238. Su concentración es muy pequeña, no alcanzando más de 100 microgramos (un microgramo es una millonésima de gramo) por tonelada de uranio.

Con una vida media de 138,4 días, el polonio 210 resulta muy radiactivo, emitiendo fundamentalmente partículas alfa muy energéticas y dañinas para los tejidos vivos. La energía de estas partículas es tan grande que una cápsula que contuviese medio gramo puro alcanzaría una temperatura de 500 grados centígrados, si no se evaporase antes. Por otra parte, las partículas alfa emitidas son muy poco penetrantes y pueden ser blindadas con apenas una hoja de papel. Si sólo emitiera partículas alfa, este tipo de isótopos sería fácilmente transportable en cápsulas estancas, debido al corto alcance de dichas partículas, y difícilmente detectable en un control rutinario de radiactividad. Sin embargo, la mayoría de los emisores alfa, como consecuencia de desintegraciones sucesivas, emite también una o varias partículas gamma (fotones de muy alta energía), que son penetrantes y atraviesan las paredes del contenedor a no ser que dispongan de una gruesa protección de plomo. Justamente, estos rayos gamma son la señal que puede identificar a un emisor alfa con detectores a distancia. La particularidad del 210Po es que, justamente, sus emisiones son casi puramente alfa; sólo en una de cada 100.000 desintegraciones se emiten rayos gamma penetrantes (803 keV). El resultado es que este material es difícilmente detectable por detectores genéricos de radiación y apenas necesita blindaje para su transporte. No obstante, existen equipos capaces de identificarlo con precisión si se busca específicamente.

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Otro efecto del corto alcance de las partículas alfa emitidas es que para que el 210Po afecte a los seres vivos tiene que introducirse dentro de ellos por inhalación (al respirar), por ingestión (en alguna bebida o comida) o por inyección. Una vez incorporado en un ser humano, bastan unos microgramos (mil veces menos que el peso de un grano de sal) para producir efectos letales en pocos días. En este sentido, es muchos millones de veces más tóxico que el cianuro. El polonio es fácilmente soluble y se distribuye fácilmente por el cuerpo a través de la sangre y otros fluidos, destruyendo células sanguíneas y órganos vitales hasta acabar con la vida de la persona contaminada.

Aunque originalmente se extraía el polonio de las minas de uranio, también es posible fabricarlo artificialmente irradiando bismuto, un metal parecido al plomo, con los neutrones procedentes de un reactor nuclear o de grandes generadores de neutrones disponibles en centros especializados. En ambos casos es necesario separar el polonio del material en que se encuentra disperso. Pero para realizar esta operación de forma segura es necesario contar con instalaciones radioquímicas bien equipadas, sólo disponibles en los laboratorios más avanzados en tecnología o investigación nuclear.

Este material fue utilizado inicialmente para producir fuentes de neutrones (Po/Be) usadas en investigación y en reactores nucleares de producción de electricidad. También ha sido usado para proporcionar calor y electricidad en satélites espaciales. Por otra parte, varios estudios médicos han concluido que minúsculas cantidades de polonio, presentes en las hojas del tabaco y procedentes de fertilizantes, suponen, debido a su gran toxicidad, un factor importante en la aparición de cáncer de pulmón entre los fumadores.

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