Contra la tradición
Por si no fuera suficiente la fiebre consumista para acabar con el espíritu navideño, aparece ahora la fiebre laicista para rematar la faena, confundiendo la religión con la tradición y con el argumento de no molestar a los que practican otras religiones. Lo siento por los intolerantes, pero lo tienen difícil. Puede ser que existan pequeños espacios libres de Navidad como ese colegio zaragozano, pero, salvo que acepten recluirse en estos espacios durante un mes o puedan marcharse a una isla desierta, van a tener difícil salvarse del belén, del villancico y del árbol de Navidad.
Si hay algo que causa ilusión a los niños es la Navidad: buscar serrín y papel de plata para poner el belén, escribir la carta a los Reyes Magos, hacer en el colegio la función de Navidad, cantar villancicos un día antes de las vacaciones o aportar un trabajo manual para decorar el colegio. ¿Qué tiene que ver esto con seguir a la Conferencia Episcopal o la doctrina vaticana?
Está claro que hay quienes se empeñan en creer que para construir la multiculturalidad hay que destruir la cultura occidental. ¡Vaya tropa.