La isla de Cortegada volverá a ser pública al precio de 1978
La prohibición de urbanizar ha devaluado la isla hasta los 678.000 euros, el valor al que la vendió Don Juan de Borbón
Iba a ser pábulo de la especulación urbanística pero ahora sólo quedará sometida a las leyes de la naturaleza. Después de las millonarias valoraciones que se barajaron sobre Cortegada, cuando en el archipiélago se proyectaba un lujoso complejo turístico y residencial, su nueva tasación es de 678.403 euros (113 millones de pesetas). Sus actuales propietarios, Cortegada SL, había pedido el cuádruple.
Por encargo de la Consellería de Medio Ambiente, la empresa Estudios del Noroeste ha realizado el último peritaje oficial de Cortegada y los cuatro islotes que forman su perímetro como el siguiente paso a la declaración de utilidad pública que por decreto acordó hace dos semanas el Consello de la Xunta y el previo a su restitución irrevocable al pueblo de Vilagarcía.
La Xunta logra una tasación similar al importe de la venta de hace 28 años
Ya no hay marcha atrás. Con esta tasación, la consellería pretende retomar cuanto antes las negociaciones con los propietarios a la espera de que éstos aporten también su valoración. Con ambos informes, Medio Ambiente se inclina por tomar el camino más corto y llegar a un acuerdo para comprar las 43,8 hectáreas, pero de no ser así no quedará otra vía que la expropiación.
En el caso de no alcanzar un acuerdo por la vía del diálogo, y una vez iniciado el proceso de expropiación forzosa el pasado julio, tanto la consellería como Cortegada S.L. tendrían que remitir sus respectivas tasaciones al tribunal de justiprecio, el único órgano competente que podría variar o mantener su valor. En el contexto de la negociación que abre la Xunta, no parece probable que los propietarios accedan a acordar un precio. De hecho, Cortegada S.L. ha guardado silencio desde que en 2001 se iniciase el plan de ordenación de recursos naturales del archipiélago, al que presentó alegaciones, y siempre ha negado cualquier oferta de diálogo por parte de la Administración.
Integrado en el Parque Nacional Illas Atlánticas, la recuperación de este archipiélago para el patrimonio público es un viejo proyecto que impulsó el alcalde de Vilagarcía, Xavier Gago, con el respaldo del entonces conselleiro Xosé Cuíña. Pero desde su fulminante salida del Gobierno, Cortegada no volvió a mencionarse con el ejecutivo de Fraga y mucho menos su expropiación .
Deuda histórica
En tan sólo un año, el conselleiro Manuel Vázquez ha impulsado las dos actuaciones que han sido decisivas para que el traspaso de Cortegada entre en su recta final. Vázquez ya había anunciado este compromiso en su última visita a Vilagarcía, en marzo pasado, y justificó su decisión de expropiar en un informe que hizo llegar al Gobierno gallego y que contó con el respaldo del presidente de la Xunta. En dicho documento ya se adelantaba otra valoración estimada en 500.000 euros (83 millones de pesetas).
En declaraciones a EL PAÍS el conselleiro subrayó que "los conceptos de propiedad privada y parque natural son incompatibles porque impiden desarrollar estudios de regeneración y conservación de carácter medioambiental en la isla y dificulta el desarrollo de los objetivos contemplados en el plan director de Parques Naturales en la medida que son necesarias acciones específicas destinadas a mantener un estado de conservación favorable de sus habitats y especies".
Para Vázquez, además, existe un compromiso con los ciudadanos que donaron Cortegada a Alfonso XIII para construir una residencia de verano que nunca llegó a proyectarse. "Por encima de cualquier consideración técnica o política, personalmente creo que tenemos una deuda histórica con Vilagarcía y nuestro empeño es recuperar lo que en justicia le corresponde", añadió. El conselleiro dejó claro que "el decreto de expropiación de Cortegada se aprobó sin perjuicio de que, paralelamente, podamos llegar a un acuerdo con sus dueños. De hecho, ya hubo contactos con ellos pero no fructificaron".
Baile de precios
Cortegada S.L. ya se opuso al plan de ordenación de la isla alegando su disconformidad tanto con las mediciones hechas por los técnicos como con la valoración del suelo por los peritos. Según aquel peritaje, de hace cinco años, el precio era de 2.776.675 euros (462 millones de pesetas), mientras los propietarios lo estipularon 12.020.242 euros (2.000 millones de pesetas).
Como recurso medioambiental Cortegada no tiene precio. Como suelo urbanístico ya no vale nada. Paradójicamente, la actual valoración varía poco de los 408.702 euros (68 millones de pesetas) que pagó la inmobiliaria Cortegada S.L. a don Juan de Borbón cuando la vendió en 1978.
La Xunta prevé dotar a Cortegada de un servicio de transporte público y preservar su entorno con las mismas medidas que regulan el Parque Natural Illas Atlánticas, en cuanto se confirme el traspaso definitivo al patrimonio público. Con 147,2 hectáreas marítimas, es la más pequeña de las islas.
Con los trámites legales resueltos, la consellería prepara un segundo inventario de los bienes y recursos naturales. Formado por los islotes de Malveira Grande, Malveira Chica, Briñas y Con, este archipiélago está catalogado como suelo rústico de protección de espacios naturales e integrado en la ruta fluvial del Camino de Santiago.
Era un coto de caza y los historiadores creen que fue poblada desde el siglo XIV hasta que fue donada al rey en 1910. Pertenece a la parroquia de Carril y está situada en la desembocadura del Ulla donde, en la década de los 80, vecinos de la localidad y buzos profesionales hallaron, al oeste, restos del hundimiento de un pecio romano. Las vasijas y otros objetos bien conservados se exponen en el Museo de Pontevedra.
Verde y llana, Cortegada cuenta con un bosque de laurel que cubre una superficie de 2,5 hectáreas y que según los expertos de la Xunta "es el tesoro de la isla". Creen que es una formación prehistórica y algunos ejemplares superan los 10 metros de altura. Los técnicos recomiendan vigilar y limpiar el bosque de laurel, porque "el estado de la necromasa es inquietante", y proponen eliminar el eucalipto, vigilar los fuegos y preservar las aves marinas.
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