El monárquico que proclamó la República
El Museo de Historia de Cataluña proyecta las primeras secuencias de la película 'El coronnel Macià', de Josep Maria Forn
Abel Folk está acostumbrado a interpretar figuras históricas. Con algo de maquillaje, se
ha metido en la piel del inventor del submarino, Narcís Monturiol; ha recreado el gesto adusto de Freud en Histeria, obra de teatro dirigida por John Malkovich; dio vida al mecenas de Gaudí, el conde Güell... Y ahora añade a su currículo otro referente legendario: Francesc Macià, restaurador y primer presidente de la Generalitat moderna. Lo hace en la película El coronel Macià, dirigida por Josep Maria Forn, filme del que ayer se proyectaron algunas secuencias en el Museo de Historia de Cataluña.
El largometraje -que se estrenará a principios del próximo año- se centra en la parte menos conocida de la biografía de Macià: su época de militar y de monárquico convencido. Sin embargo, su ideario tradicionalista se desmoronó tras el asalto a la redacción de la revista satírica ¡Cu-Cut!, acaecido el 25 de noviembre de 1905. Aquel día, un numeroso grupo de capitostes del ejército español se cargaron con hachas y sables las imprentas del semanario humorístico, que se mofaba continuamente del estamento militar y de sus derrotas en el campo de batalla. También hicieron añicos la sede del diario La Veu de Catalunya, ligado a Cambó.
Estos destrozos provocaron un giro en el pensamiento político de Macià, que a partir de entonces abrazó el nacionalismo más radical. La película arranca con estos hechos reaccionarios, que de rebote acarrearon la promulgación de la Ley de Jurisdicciones, con la que se impedía a periodistas y escritores cualquier alusión crítica u ofensiva a los militares. El largometraje concluye con la proclamación de la República Catalana que Macià efectuó el 14 de abril de 1931. Tenía entonces esa imagen quijotesca de abuelete que le hizo tan querido y popular entre sus seguidores, que le llamaban cariñosamente l'avi.
Forn no se ciñe sólo a los hechos históricos: en la cinta combina realidad y ficción. Los cronistas de la acción son una investigadora irlandesa y un periodista de La Veu, testigos de una época tan turbulenta como llena de utopías. "Lo que más me gusta de Macià es que te ofrece la posibilidad de interpretar a una persona muy compleja. Es verdad que pasó de un extremo a otro, pero no lo hizo de una forma oportunista, sino después de reflexionar mucho", dice Folk. En una de las secuencias exhibidas ayer se ve el embrión de ese cambio. En una cena, un general de acento andaluz se muestra partidario de poner "una bomba en el culo" a los del ¡Cu-Cut! por sus ofensas. Macià se enfrenta al comentario como un auténtico patriota tipo Braveheart, una reacción pasional que arrancó aplausos en la proyección. Quedó claro que l'avi todavía levanta pasiones.
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