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Fomento estudia si sanciona al coronel que aterrizó en Dénia

El helicóptero paró al lado de un restaurante al que se dirigía el militar

El Ministerio de Fomento determinará si se aplica alguna sanción al militar retirado, en reserva anticipada y voluntaria, del Ejército del Aire que el domingo pasado aterrizó con un helicóptero en la playa de Les Rotes de Dénia (Alicante) para comer con unos amigos en un restaurante-marisquería.

La sanción estaría motivada porque el aterrizaje se produjo en una zona protegida de la costa valenciana, incluida en los límites de la reserva marina del cabo de Sant Antoni, y sobre una vía urbana "libre de tránsito para personas y vehículos", con el correspondiente riesgo para los peatones y vecinos, según el parte de la Policía Local. La subdelegada del Gobierno en Alicante, Etelvina Andreu, anunció ayer que con la información recabada por el Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Local ha confeccionado un expediente informativo que remitirá a la Dirección General de Aviación Civil del Ministerio de Fomento para que estudie posibles sanciones a este militar en la reserva que alarmó a los vecinos y pudo causar algún daño mayor. Andreu realizó estas declaraciones en la Universidad de Alicante tras la inauguración de una exposición sobre la violencia de género. La subdelegada precisó que la persona que estacionó el helicóptero es un coronel del Ejército del Aire retirado desde 2001 por excedencia anticipada voluntaria.

Los hechos ocurrieron el pasado domingo cerca de las dos y cuarto de la tarde, cuando el piloto, Isidoro Antonio Sánchez Maján, aterrizó en un lugar situado junto a la playa de Les Rotes, dentro del perímetro de protección de esta micro-reserva de flora, en concreto en la calle del Fénix, junto al restaurante El Pegolí. El militar en la reserva Benito Peral Pérez encargó los servicios del piloto y alquiló el helicóptero, que procedía de Tres Cantos, en Madrid, para comer con estos amigos en el restaurante de Dénia.

Los vecinos y propietarios de viviendas de la zona, plagada de chalés, alertaron a la Policía Local, cuyos agentes se personaron en el lugar y se entrevistaron con el piloto. Según su versión, se dirigía a comer a un restaurante con unos amigos y el propietario del mismo le había indicado que podía aterrizar allí el aparato, propiedad de un establecimiento de Toledo que ofrece banquetes para bodas. El suceso levantó una gran expectación y algunas protestas entre quienes contemplaron el aterrizaje del aparato junto al mar.

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