Tres de los cinco hoteles de El Toyo están cerrados por falta de negocio
Vecinos y usuarios se quejan del abandono y falta de servicios en el área
De las 1.100 habitaciones que la urbanización de El Toyo en Almería oferta en los cinco flamantes hoteles de la urbanización -tres de ellos construidos con motivo de los Juegos Mediterráneos de 2005 y otros dos inaugurados este verano- sólo 400 están disponibles durante el invierno. Tres de los cinco hoteles existentes en la zona permanecen cerrados desde octubre "porque no pueden hacer negocio", denuncia el director de hotel Barceló Cabo de Gata, Fernando Alcalá. El Toyo no ha experimentado el repunte esperado tras el evento deportivo como urbanización modelo y único espacio turístico de sol y playa que oferta la capital.
Sólo el hotel Gran Plaza Suite Almería y Barceló Cabo de Gata ofrecen en la actualidad servicio. Cabo de Gata Garden, Indalia Garden y Alcazaba Mar, cerraron su puertas cuando acabó el verano. El director de Barceló, Fernando Alcalá, vaticina una "temporada dura" que apenas llegará al 33% de ocupación. "Ahora la temporada va francamente mal. Esto hay que impulsarlo y publicitarlo. Las empresas privadas tenemos que hacer un esfuerzo y las administraciones cumplir con lo pactado", señala el hotelero. El Toyo no se conoce y, lo que es peor, ni los propios almerienses lo conocen, a juicio de Alcalá. "Incluso en los Juegos Mediterráneos no se les permitió entrar apelando al tema de la seguridad. El resultado es que la gente piensa que esto es un secarral. En Sevilla vimos lo que pasó con la Expo. El Toyo es una asignatura pendiente y hay que resolverlo", remacha el gerente. Lo cierto es que si uno decide pasear un sábado por la tarde por la zona, bien en el flamante Paseo Marítimo con mirador a la bahía, bien por la Plaza del Mar, apenas se topará con otros paseantes. Tal vez con una pareja de jubilados madrileños como Manuel y María que regresa del barrio contiguo de Retamar de comprar algunos víveres antes encerrarse en su hotel. "A nosotros nos gusta. Es cierto que en el aspecto comercial está un poco escaso y no hay movimiento. No hay restaurantes ni bares, sólo los de Retamar. Pero los hoteles están estupendos", valora el hombre.
El Toyo, promocionado como Oasis de Alborán, es un complejo que aspira a convertirse en uno de los mejores del Mediterráneo por sus construcciones de calidad, contacto con el mar y una oferta "extraordinariamente rica en ocio y deportes", rezaban los trípticos editados por el Ayuntamiento almeriense y la Junta de Andalucía. En la actualidad, el edificio polivalente que fue el centro neurálgico y administrativos de los Juegos con una inversión de 12 millones de euros está en desuso. El centro comercial de 40.000 metros cuadrados tardará aún un par de años en salir adelante, aunque el proyecto tiene luz verde por parte del Ayuntamiento. La Plaza del Mar, otro gran "centro neurálgico de ocio, comercio y la cultura" [decía el desplegable publicitario] no tiene aún un solo local de hostelería o recreo en ninguna de las naves. Respecto a la Villa Mediterránea en la que se alojaron los jueces y atletas que participaron en los Juegos y cuyas 1.056 viviendas se vendieron después por Fadesa, tampoco ha estado exenta de polémicas. Isabel y su marido, que compraron por 220.000 euros una de las vivienda de la villa con tres dormitorios y una parcela de 65 metros cuadrados, aprecia cierto abuso en el precio. "Todos los sótanos de la villa se inundaron por recalos. Estas viviendas no eran para ese dinero. El pladur ha dado muchos problemas de ruidos a algunos vecinos. Aparte de eso en El Toyo en general lo único que funciona son las zonas privadas, lo que es del Ayuntamiento está totalmente abandonado. Lo que se puso en los Juegos fue sólo para salir del paso", expone la vecina.
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