"Su última bola me ha vuelto loco"

Sonó un aplauso en la sala de conferencias y Rafael Nadal esbozó una sonrisa. No estaba triste, ni daba la sensación de desasosiego. Está convencido de que perdió contra el mejor de la historia y, por el juego que desplegó, se atreve a pensar que no está muy lejos de él en la pista. "Hace cosas que nadie más es capaz de hacer", comenta el mallorquín, que siente un gran respeto por el genial tenista suizo. "Su última bola, después de una dejada mía, me volvió loco. Demuestra cada día que es el mejor".

Tal vez por eso, ayer Nadal no acusó el dolor que suele causar una derrota. Para él la temporada ha sido excelente. La concluye como número dos del mundo, con cinco títulos -Roland Garros y dos Masters Series- y tras haber ganado cuatro veces consecutivas al número uno, que sólo ha perdido cinco encuentros. "Es un buen balance", agrega Nadal. "Pero lo más importante es que siento de nuevo que mi segunda posición mundial no es una casualidad. Estoy recuperando mi mejor juego, he perdido en las semifinales del Masters y creo que hoy hemos jugado un gran partido".

El mismo Federer indicó que había notado cambios en el juego de Nadal y que eso pudo perjudicarle. Pero el mallorquín está convencido de que no hay otra alternativa para él. "Creo que con un poco más de saque, hoy habría podido jugar bastante más tranquilo", confiesa Nadal. Ése es uno de los aspectos en que más está trabajando.

La cuestión para él es consolidar los cambios para poder ser más agresivo y aumentar sus opciones en superficies rápidas. "Todo eso me va a ayudar", confiesa Nadal. "Siento que la bola me corre más con menos esfuerzo. Tiro más golpes ganadores con mi drive y estoy consolidando mi saque. Y ahora, en invierno, comenzaré a entrenar muy duro tanto el físico como el tenis. Reincidiré en el saque y no me importará estar seis horas en la pista si es necesario, entrenando sin prisas, hablando con mi tío, tranquilos y disfrutando del entrenamiento. He aprendido a hacer todo eso y creo que es necesario".