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Reportaje:

Cinco túneles de colores

Los cinco pasos soterrados de la Gran Via en L'Hospitalet se convierten en una obra pictórica para ser vista desde el coche

La entrada a una ciudad es un elemento de identidad. Así ha concebido L'Hospitalet una de sus vías más frecuentadas aunque no por peatones, sino por automovilistas: la Gran Via, en su conexión con Barcelona. El consorcio que ha promovido las obras, integrado por la Generalitat y el Ayuntamiento de L'Hospitalet, ha querido que quienes pasen por ahí sepan que se hallan en un lugar especial.

La encargada del resultado final ha sido Margarita Andreu, pintora y escultora muy interesada en los juegos de luces. Ha decorado los cinco túneles con panales verticales de colores diferentes, pensando en que la mirada que se dirigirá a las paredes de estos túneles no es la de un espectador estático, sino la de alguien en movimiento e, incluso, la de alguien que mira con el rabillo del ojo porque está conduciendo. El resultado son cinco decoraciones diferentes, aunque todas con un aire de familia. Pero son diferentes porque en cada túnel ha jugado con distribuciones que, con el movimiento del espectador hacen que haya un color de tendencia dominante. Cada túnel tiene un nombre propio, pero ella los distingue por la tonalidad y así habla del que tiende al rojo, del verdoso o del azul predominante.

La decoración ha tenido en cuenta otros factores. Por ejemplo, que el coche ensucia, de modo que los paneles han sido elaborados de modo que admitan, cuando menos, un lavado cada año. Además, el juego de luces hace que la visión varíe en función de la iluminación. De día, los focos interiores son amarillentos; de noche, en cambio, se instalará una luz blanca indirecta que supla la ausencia del sol.

El restos de materiales han estado muy determinados por la función del túnel. Lo primero ha sido disponer de material ignífugo y sonorreductor que recubre las paredes. Margarita Andreu ha querido, no obstante, dejar algunas zonas en las que es visible la parte estructural de las paredes y pilastras para enlazar el elemento decorativo con el natural. Así ocurre, por ejemplo, en las paredes medianeras, de modo que se produce la apariencia de que la obra no esté terminada. Lo está. Ése es su acabado.

Sobre los paneles oscuros sonorreductores, L'Hospitalet ha logrado unas grandes letras L'H, que señalen al conductor dónde se encuentra. Barcelona intentó algo similar proyectando una obra de Mariscal sobre la plaza de Cerdà, pero quedó en nada. L'Hospitalet sí lo ha conseguido. El conductor que entre en Barcelona percibirá la diferencia cuando llegue al gris del túnel que cruza la plaza de Cerdà.

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