Las contribuciones de Friedman al conocimiento económico
La historia de la macroeconomía moderna empieza con la Teoría General de Keynes en 1936 y sigue con la Síntesis Neoclásica de Samuelson en sus Foundations of Economic Analysis en 1947 y en Economics en 1948 y el Monetarismo de Friedman en sus Studies in the Quantity Theo-ry of Money en 1956 y Monetary History of the United States en 1963. Paul Samuelson y Milton Friedman, entre otros, iniciaron un debate entre keynesianos y monetaristas que dominó el pensamiento económico durante los años sesenta hasta mediados de los setenta y que ha sido decisivo para mejorar la efectividad de las políticas económicas que hoy se aplican.
Me voy a referir a sólo tres contribuciones fundamentales de Milton Friedman a la teoría y a la política macroeconómica: primera, en 1957, publicó A Theory of the Consump-tion Function que reinter-pretó y cambió la teoría del consumo keynesiana incorporada a la síntesis neoclásica. Para Friedman el consumo corriente no dependía de la renta corriente, sino de la renta permanente o de los ingresos esperados a lo largo de la vida.
Al medir la renta y el consumo ambos tienen un elemento permanente (anticipado o planeado) y un elemento transitorio (no esperado), Friedman mostró que las personas tienden a consumir una proporción constante de su renta permanente y a suavizar su consumo a lo largo del tiempo, ahorrando cuando sus ingresos son mayores (transitorios) de los esperados y desahorrando cuando son menores. Como resultado, las personas de menores ingresos tienen una propensión a consumir mayor que la media y que los de altos ingresos tienen una menor proporción a consumir que la media, ya que estos últimos tienen un mayor elemento transitorio en sus ingresos.
Segunda, en 1956, mostró que la inflación a largo plazo es un fenómeno exclusivamente monetario. A largo plazo, el aumento de la cantidad de dinero produce inflación y además, no tiene efecto alguno o muy débil en el PIB, aunque, a muy corto plazo, dichos incrementos pueden incrementar el empleo y el PIB temporalmente. La solución que propuso Friedman al problema entre sus efectos inflacionistas a largo y sus posibilidades a corto de reducir las fluctuaciones del empleo fue la siguiente regla monetaria: siempre que el Consejo de la Reserva Federal aumente la oferta de dinero a la misma tasa que aumenta el PIB, se evitará el problema de la inflación a largo plazo.
Más adelante, en 1963, con la historiadora Anna Schwartz demostró que la Gran Depresión se podría haber evitado, ya que fue debida a una enorme contracción de la oferta monetaria y no a la falta de inversión como había argumentado Keynes. Asimismo, la inflación de la posguerra fue debida a una excesiva expansión de la oferta monetaria. Como resultado de esta nueva explicación, Samuelson, que, en su Economics de 1948, mantenía la primacía de la política fiscal sobre la monetaria para suavizar los ciclos, a partir de los ochenta, reconoció que la herramienta más potente para la política macroeconómica era la política monetaria.
De hecho, Alan Greenspan, que fue discípulo de Friedman en Chicago, ha utilizado la política monetaria de forma muy activa, inyectando fuertes dosis de liquidez para superar la crisis bursátil de octubre de 1987 y la crisis de liquidez de octubre de 1998, con la crisis de LTCM, y subiendo los tipos de interés con rapidez para reducir la burbuja "irracional" de 2000.
Tercera, otra refutación del modelo keynesiano fue la de la Curva de Phillips, mediante la cual, existía una posibilidad de intercambio estable a largo plazo entre desempleo e inflación y que los gobiernos podían aumentar la demanda de bienes y servicios y reducir el desempleo a cambio de mayor inflación. Al final de los sesenta, Friedman y Phelps (el Premio Nobel de este año) demostraron que una vez que las personas se ajustaban a una mayor inflación, el desempleo volvía a aumentar. Para mantener el desempleo bajo era necesario no una inflación más alta, sino una tasa de inflación en aceleración permanente. La "estan-flación" de mediados de los años setenta, con inflación y desempleo elevados, les dio la razón y de nuevo Samuelson en ediciones posteriores a 1980 de su libro de texto reconoció que el trade-off permanente y estable entre inflación y desempleo no correspondía a la realidad.
Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research.
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