El toro de Medinaceli
Tras contemplar horrorizado en televisión las imágenes del toro de Medinaceli escribí una carta de protesta al presidente de la Junta de Castilla y León a la cual recibí una inmediata, automática e impersonal respuesta donde se me indicaba que dicha tortura se ajusta a la legalidad vigente en esa comunidad autónoma. Por si algún lector no está informado de ese brutal espectáculo, un toro es atado por los cuernos, arrastrado hasta un pilar y atado e inmovilizado, para poder colocarle en la zona de la cabeza enormes bolas impregnadas de líquido inflamable que luego son encendidas.
Agradecí a la Junta de Castilla y León su aclaración y les recordé que también el "circo romano" cumplía con la legalidad en su tiempo y que me imagino desaprobarían hoy en día.
Somos la única especie que disfruta y obtiene placer martirizando, maltratando y matando a otras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.