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Reportaje:Los problemas del ferrocarril

Sardinas para los resignados usuarios

Un colectivo regala latas de conserva en la estación de Granollers y reclama más inversión en el tren y menos en carreteras

Los usuarios que ayer optaron por coger el tren de Cercanías en hora punta con destino a la estación Centre de Granollers se encontraron, al apearse del tren, con tres individuos disfrazados de sardina que iban repartiendo latas de conserva de ese mismo pescado azul. Se trataba de una protesta de los miembros de la Campaña contra el Cuarto Cinturón, una plataforma, formada por más de 270 entidades y organizaciones del Vallès, el Baix Llobregat y el Penedés, que lleva 15 años manifestándose en contra de que se "fragmente el territorio y se fomente la especulación" con una nueva autovía que, a su juicio, es totalmente innecesaria. La plataforma sostiene que es mejor invertir en transporte público que en esa vía.

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Según su portavoz, Toni Altaió, el objetivo era denunciar "el déficit de inversiones en el transporte público, que ha quedado patente estos últimos meses". En su opinión, la falta de inversión "no se soluciona destituyendo al responsable de Cercanías, que es un gestor".

La protesta se hizo con una metáfora, dando latas de sardinas, porque ¿quién no se siente enlatado cuando viaja en hora punta en un tren de Cercanías? Los usuarios acogieron el regalo con sonrisas. Con la iniciativa, según Altaió, también se quiso "recompensar a las personas, que pese a todas las dificultades, continúan utilizando el transporte público, ellos sí merecen un homenaje".

En opinión de Altaió, "hay un discurso político a favor del transporte público y de la movilidad sostenible, incluso se pide a los ciudadanos que sean más responsables, pero después no se invierte dinero, porque muchos de los incidentes de los últimos meses no son por el AVE, sino por falta de mantenimiento".

El portavoz de la plataforma reclama "una visión un poco más amplia, hay dos operadores

[Renfe y Ferrocarrils de la Generalitat] y cada uno va por su lado". También quiere que se deje "atrás el centralismo de Barcelona, que haya una verdadera red de transporte público, porque ahora es radial en torno a Barcelona, todos los esfuerzos se están haciendo en las poblaciones más próximas a la capital catalana, y el resto de Cataluña es un verdadero desierto".

Pero los que se sienten más impotentes, ante el cúmulo de averías, retrasos e incidentes, son los usuarios.

Hay quien se queja de los retrasos sin información: "Es un desprecio hacia el que utiliza este servicio", asegura una joven. Y hay también quien está dispuesto a ahorrar para comprarse un coche, indignado ante los discursos políticos que piden a los ciudadanos ser más responsables y coger el transporte público, pero luego no invierten en su mantenimiento: "Es como reírse en la cara de uno". Un joven propone un boicoteo general y que nadie pague los billetes. Hay fastidio, cansancio y resignación. Y pocas esperanzas de que el servicio de Renfe mejore en un futuro próximo.

Hay incluso un colectivo, la Asociación para la Promoción del Transporte Público, que en su página web lanza las siguientes preguntas: "¿Te sientes enlatado? ¿Te pasas muchas horas de pie? ¿Encuentras las instalaciones obsoletas? ¿Tienes problemas de seguridad? ¿Tienes problemas de accesibilidad? ¿Se incumplen los horarios? ¿Tienes problemas para validar o comprar el billete?". El año pasado entregaron 10.000 firmas de usuarios para pedir la mejora urgente de Cercanías. Pero sus responsables aseguran que "no han servido, de momento, para que ni Renfe ni Fomento pongan fin a los continuos retrasos".

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