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El coche bomba contra las tropas españolas en Afganistán cargaba un arsenal de guerra

El suicida llevaba un proyectil de artillería de más de 100 milímetros, granadas y munición

Miguel González

El coche bomba empleado el pasado lunes en el ataque suicida contra las tropas españolas en Afganistán iba cargado con un auténtico arsenal de guerra: al menos un proyectil de artillería de grueso calibre (entre 105 y 155 milímetros), granadas y munición, así como metralla. El Ministerio de Defensa elevó ayer a siete la lista de heridos leves en el atentado, al incluir a cinco militares que fueron atendidos de diversas contusiones a su regreso a la base de Herat. Todos los heridos viajaban en el BMR que encabezaba la columna, junto al que se produjo la explosión.

El examen del amasijo de hierros a que quedó reducido el vehículo utilizado en el primer atentado suicida contra las tropas españolas en Afganistán ha revelado que cargaba al menos un proyectil de artillería de grueso calibre de origen soviético (con una cabeza de guerra de entre dos y siete kilos de TNT) y una gran cantidad de granadas, metralla y munición. Según las primeras investigaciones, el conductor suicida hizo detonar su vehículo (un Toyota Corolla) cuando iba a cruzarse con el BMR que abría la columna española, formada por siete blindados y 47 militares.

Si el vehículo afectado no hubiera sido un BMR (Blindado Medio de Ruedas), sino el más vulnerable Vamtac (Vehículo de Alta Movilidad Táctica), que también formaba parte de la columna, "a esta hora estaríamos de funerales", reconocían ayer fuentes militares.

Aún así, el Ministerio de Defensa elevó ayer de dos a siete el número de heridos leves, todos los ocupantes del BMR. Además del cabo y el soldado que requirieron atención sanitaria por quemaduras y cortes en la cara, un sargento, un cabo primero y tres soldados fueron atendidos de tendinitis, contusiones y quemaduras en el hospital de campaña de la base de Herat.

En cambio, el BMR no sufrió más daños que el reventón de una rueda, que fue cambiada en el lugar del atentado, lo que permitió recuperarlo y llevarlo de vuelta al campamento, a 120 kilómetros de distancia.

El reforzamiento del contingente español con algo más de una docena de BMR, decisivo para evitar que el atentado del lunes tuviera consecuencias fatales, se decidió el pasado verano, ante el deterioro de la seguridad. Los BMR fueron trasladados por vía marítima a Karachi (Pakistán) y luego por vía aérea hasta Herat (Afganistán), en una operación que costó 1,2 millones de euros, según fuentes de Defensa. En aquel momento la atención pública estaba centrada en el envío de las tropas a Congo y Líbano.

Según La Voz de Galicia, el portavoz de los talibanes en la región, Qari Yusuf Ahmadi, llamó a periodistas locales para reivindicar el atentado suicida, aunque asegurando que su objetivo habían sido militares estadounidenses. La confusión no resulta extraña. El ataque tuvo lugar en el distrito de Shindand, limítrofe con la provincia de Farah, bajo control de Estados Unidos, y muy lejos de Badghis, donde opera el equipo de reconstrucción español.

El coordinador de IU, Gaspar Llamazares, aprovechó ayer el debate de los presupuestos de Defensa en el pleno del Congreso para volver a pedir al Gobierno que presente un calendario de retirada de las tropas "antes de que lo haga Estados Unidos y nos deje compuestos y sin novio". La misma posición mantiene el Bloque Nacionalista Galego (BNG). La mayoría de los soldados del actual contingente español procede de Galicia.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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