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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Pérgolas sobre nada

Blanca Cia

Una extraña pérgola de hierro de color verde se alza en medio de un gran solar en obras en el cruce de la Diagonal con Pere IV. Recuerda levemente la estructura de la rambla de acero en la avenida de Icària que diseñó Enric Miralles cuando se construyó la Vila Olímpica. La del cruce de Diagonal con Pere IV forma parte de la estructura del parque proyectado por Jean Nouvel en medio del Poblenou, una de las piezas que configuran la nueva Diagonal. Lo que ocurre en este momento es que ese porche rígido se alza sobre una calle todavía no abierta -la prolongación de la calle de Espronceda- en medio de un solar lleno de máquinas, montones de tierra y todo tipo de materiales de las obras de un parque que todavía no existe.

Por eso resulta inevitable volver la mirada más de una vez sobre la pérgola. En realidad, sobre todo el panorama que la rodea. En el triángulo rectángulo que configuran las calles de Marroc, Bac de Roda, Diagonal y Bilbao, y que corta el paso súbitamente a Pere IV, que resurgirá más hacia el Besòs, la vista no se aburre. Hacia el Tibidabo, se ven los muros exteriores de la fábrica de Can Ricart, convertidos en un inmenso graffiti urbano. Con un giro de unos 45 grados, aproximadamente, aparece una de las naves de la antigua fábrica Oliva Artés, convertida en cuartel de la Guardia Urbana. Al lado, otras dos naves que también se recuperarán. Un para convertirse en la Casa de la Arquitectura.

Sigamos rotando hacia el mar y aparece la nueva Diagonal con tranvía incluido. Si la vista gira un poco más, en el cruce de Diagonal con Pere IV, se divisa la silueta alargada del hotel que construye Dominique Perrault. Y a tiro de piedra, la torre Agbar.

Todo eso es lo que se ve desde un inmenso solar de 4,5 hectáreas que se convertirá en parque. Ahora refleja la forzosa comunión que se produce cuando se emprende una transformación urbana de calado. Se yuxtapone lo antiguo -los restos de viejas naves industriales- a los nuevos viales -en este caso se prolongan Espronceda, Marroc y Cristóbal de Moura- y los edificios de firmas nobles. Porque muchos de los otros edificios fueron a pique precisamente por los nuevos planes. En el cruce de Pere IV con la Diagonal, por ejemplo, hasta hace relativamente poco tiempo- finales de 2002- permanecían en pie cuatro o cinco bloques de pisos completamente empapelados de sábanas reivindicativas. Fueron los últimos vecinos que se atrincheraron y se oponían a dejar sus casas. La Diagonal desde Glòries hacia el mar se abrió en marzo de 1999 y durante años pervivieron muchos pasajes que acogían pequeñas empresas, almacenes y casas con unos patios envidiables que al abrirse la avenida quedaban por debajo del nivel de la calle. Tanto, que desde sus ventanas se veían las piernas de los paseantes. Ya no quedan, aunque figuren en algunas guías urbanas que edita el propio Ayuntamiento.

Otro ejemplo de extraña pareja, muy cerca del futuro parque, en la calle del Fluvià se alinea un bloque de edificios de protección -que ha servido para realojar a parte de los afectados por la nueva Diagonal- con la antigua fábrica Alier. Sus naves están ocupadas por unas decenas de familias de etnia gitana que ya han sido expulsados de otros emplazamientos del Poblenou. Y que, sin duda, saldrán también de allí.

Mientras, a una manzana de distancia, los operarios siguen izando los arcos que formarán un porche en el futuro parque. Colocan los vados de las futuras calles, manipulan estructuras de caña que tendrán que soportar el peso de la vegetación y plantan arcos de cemento recubiertos por plantas de buganvillas.

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Hoy por hoy, cuesta imaginar el parque pensado por Nouvel porque ha sido concebido como un estallido de color de flores y frondosidad de arbolado. Todo un espectáculo en medio del mar de cemento que es hoy. Y cuesta todavía más creer que el parque esté acabado a finales del año próximo, que es el plazo previsto por el Ayuntamiento. Claro que en 2007 hay elecciones...

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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