Capi resucita al Betis

El Betis ganó, pero, a este paso, va a sacar canas a todos sus seguidores. Ayer solucionó Capi, al que su beticismo le puso alas en los pies y, con ellas, bajó un balón al suelo que llevaba volando de cabeza en cabeza más de medio minuto, corrió más que todos los que salieron a su encuentro, se metió en el área y chutó, cruzado, para meter un golazo que devolvió varios años de vida a los espectadores. Se puede decir que el Betis no mereció ganar y no se faltaría a la verdad. Se podría asegurar que le quedaron al aire tal cantidad de carencias que el futuro sigue nublado, nubladísimo. Se podrían analizar muchísimas cosas, pero ninguna podría opacar el gozo final de la generosa afición de este club clásico entre los del fútbol español. La directiva sí que pudo. O, al menos, lo intentó. El presidente, José León, aprovechó la conferencia de prensa tras el partido para acusar con nombres y apellidos a un ex vicepresidente de alegrarse del gol del contrario. Aparte de una memez, no se supo bien si se trataba de una amenaza.

En el verdadero hogar del fútbol, el césped, el Betis afrontó el encuentro con un arranque sensacional. A los cinco minutos, Edu remataba completamente solo un saque de falta desde la derecha de Miguel Ángel. Pero fue prácticamente lo único que hizo el conjunto de Javier Irureta en toda la primera mitad. Los levantinistas aguantaron la salida en tromba y enseguida se acomodaron en el centro del campo. Ya había avisado Riga en el primer minuto cuando remató a placer desde fuera del área. El africano tiró fuera por poco, pero más miedo metió la facilidad con la que los azulgrana robaron y movieron la pelota por la medular. Algunos futbolistas del Betis estaban ligeramente despistados por sus posiciones, como es el caso de Sobis. Otros, simplemente, son de los que ayudan poquito en la presión: Odonkor y Robert. El caso es que el equipo se rompió y Edu, tras marcar el gol, se tuvo que poner a echar una mano en el centro del campo.

El juego del Levante fue ganando en fluidez y contundencia. En el ataque se buscaba a Kapó. Un jugador de toques deliciosos que, aunque esté todavía por hacer del todo, protagonizó el mejor fútbol que se vio ayer en Heliópolis. A la media hora de partido, Kapó controló un balón con la derecha, se lo pasó a la izquierda para, con un toque, hacer un sombrero a Nano y con la misma pierna disparar. Su obra de arte no fue gol. También falló un tanto hecho que habría dado la victoria a su equipo. Pero demostró ser realmente un fabuloso futbolista.

El Levante mantuvo el dominio en la segunda mitad y Riga logró el empate. El Betis y sus aficionados empezaron a temblar. Contreras salvó a su equipo con un paradón ante el remate franco de Nino y, rozando, el final llegó el portento de Capi. El Betis se hizo con una victoria casi imprescindible. Qué pena que algunos no le dejen disfrutar ni de eso.