ERC aprueba el pacto de izquierdas con 162 votos a favor, 2 en contra y 10 en blanco

Esquerra Republicana (ERC) ratificó ayer casi por unanimidad el nuevo pacto de gobierno que ha alcanzado con el Partit dels Socialistes (PSC) y con Iniciativa Verds-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA). En la votación que a este efecto se llevó a cabo en el consejo nacional del partido que se celebró en Solsona, hubo 162 votos a favor, 2 en contra y 10 en blanco.

No fue una aclamación. En el consejo se hicieron oír las voces de quienes no deseaban el pacto, la minoría. Pero como una vez finalizada la sesión dijo la portavoz del partido, Marina Llansana, en esta fórmula de gobierno "no hay más renuncias de las que habría si se hubiera pactado con CiU".

Las diferencias de opinión se han traducido en un movimiento crítico externo a la formación, que se dejó ver ayer en Solsona colgando un par de pancartas en el exterior del teatro Comarcal, donde se desarrollaba la reunión del consejo nacional. En ellas se leía: "Hemos traicionado al pueblo" y "Esquerra, vendida".

En la defensa del pacto ante el consejo, el líder del partido, Josep Lluís Carod, sostuvo que Esquerra tiene "un carácter integrador" y que no puede haber ninguna duda de ello tras pactar nuevamente con el socialismo catalán para el Gobierno de la Generalitat.

Un catalanismo inclusivo

Carod pidió que tanto en Cataluña como en el resto de España "se reflexione sobre el hecho de que con los votos de 21 diputados independentistas se elegirá a un presidente de la Generalitat que se llama José y que ha nacido en Andalucía". Esto demuestra, agregó, que el catalanismo que defiende Esquerra "se basa en un proyecto inclusivo e integrador" en el que, lejos de lo que dicen muchos de los que le critican, "no se excluye a nadie por su origen ni por la lengua que habla en casa".

El dirigente republicano insistió en que la opción tomada por ERC al pactar con el PSC e ICV es una garantía de "cohesión nacional y social" y sostuvo que después de elegir como compañeros de gobierno a los socialistas en detrimento de los convergentes "nadie podrá decir nunca, y menos a ERC, que las convicciones nacionales tienen un perfil esencialista, étnico o religioso".

Carod consideró positiva la presencia en un gobierno de partidos y personas que se definen como nacionalistas junto con otros que no lo son y advirtió que el apoyo de su partido a Convergència i Unió (CiU) creando un frente nacionalista hubiera provocado una reacción en contra en el resto de España. Y sobre estas ideas, Carod pidió "una reflexión a quien corresponda" sobre el papel que tiene ERC en el conjunto de la política catalana y española.

Además, abogó por una redefinición de los conceptos de nación y Estado más acorde con la sociedad del siglo XXI, que parta de un discurso "más abierto, más inclusivo".