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El tripartito pactará los nombramientos de los altos cargos

Una manifestación obliga a Maragall y Montilla a salir por la puerta trasera de la Generalitat

José Montilla no quiere que la cohabitación de tres partidos en el Gobierno catalán implique, de nuevo, que el presidente de la Generalitat tenga las manos atadas al nombrar a sus altos cargos. Para evitar esta situación, los dirigentes del Partit dels Socialistes, Esquerra Republicana e Iniciativa Esquerra Unida han acordado que los nombramientos de todos los altos cargos se hagan de forma consensuada.

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Día a día y con gran cautela los dirigentes del nuevo tripartito van desbrozando el terreno para formar el nuevo Gobierno catalán y evitar los baches del pasado. De momento, los tres líderes han decidido que para formar parte de la estructura del nuevo Gobierno no baste con el beneplácito de uno de los partidos que lo integran, sino que sea necesario el consenso de las tres fuerzas. Según fuentes de la negociación, esto afectará a áreas de especial sensibilidad como la política lingüística. En el PSC no se quería que el líder de Esquerra Republicana, como vicepresidente, tuviera el control de esta área.

Al final, lo más probable es que, si bien será Carod quien tenga el control político de esta área, el secretario de Política Lingüística no sea alguien nombrado directamente por el dirigente independentista, sino mediante el concurso de los tres partidos.

Por otra parte, el todavía presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, se reunió ayer con José Montilla para abordar el calendario a seguir hasta la investidura de éste como jefe del Ejecutivo catalán. Así, el debate de investidura se celebrará los días 23 y 24 de noviembre, y la toma de posesión de Montilla el día 27 o 28.

La reunión Maragall-Montilla se celebró en el Palau de la Generalitat mientras, en el exterior se manifestaba un centenar de personas contra el tripartito, convocadas por Unidad Nacional Catalana, un partido independentista extraparlamentario. La presencia de los manifestantes, sin embargo, hizo que Maragall y Montilla optaran por abandonar la Generalitat por una puerta trasera para evitar provocaciones. El PSC exigió ayer a Convergència i Unió que se desmarque públicamente de estas manifestaciones.

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