Montilla reducirá al mínimo las competencias ejecutivas de Carod como vicepresidente
El líder de ERC asumirá relaciones exteriores y cooperación, pero no política lingüística
El cargo de vicepresidente y no de conseller en cap que ocupará Josep Lluís Carod Rovira en el futuro Gobierno catalán oculta algo más que un cambio de denominación. El presidente de Esquerra Republicana (ERC) asumirá en su segunda etapa como número dos del Gobierno un volumen de competencias ejecutivas sensiblemente inferior al que tuvo antes de abandonar el cargo tras entrevistarse con la cúpula de ETA en Perpiñán. Carod Rovira mantendrá responsabilidades en relaciones exteriores, pero no será portavoz del Gobierno ni coordinará la acción del mismo.
Una vez los negociadores del Partit dels Socialistes (PSC) y de Iniciativa-Esquerra Unida (ICV-EUiA) constataron que Josep Lluís Carod Rovira no se conformaría con otro cargo que no fuera el de número dos del Gobierno, comenzó una larga negociación con Esquerra Republicana con el objetivo no publicitado de reducir al mínimo posible sus atribuciones en el Gobierno.
Las conversaciones siguen su curso y las aspiraciones de los socialistas e ICV han encontrado colaboración en sectores de la propia Esquerra, que también temen que Carod vuelva a convertirse en fuente de conflictos si ocupa una posición preeminente en el Ejecutivo. Fuentes de los tres partidos implicados en la negociación sostienen que ya ha quedado claro que Carod limitará su papel al de representación del Gobierno.
Así, Carod mantendrá bajo su poder un área considerada sensible como es la de Relaciones Exteriores de la Generalitat y la cooperación al desarrollo. Pero lo que de ninguna manera volverá a ser Carod es coordinador de las diferentes carteras del Ejecutivo. Tampoco tendrá competencias sobre inmigración, que probablemente pasarán a Trabajo, en manos del PSC.
La política respecto a los medios de comunicación públicos tampoco recaerá sobre el número dos, sino que podría hacerse cargo Cultura, en manos de Esquerra Republicana. Lo mismo ocurrirá con las competencias de Juventud, que podrían pasar a Bienestar y Familia. La negociación se centra ahora en política lingüística. Ni los socialistas ni Iniciativa quieren que Carod mantenga el control sobre esta área de especial sensibilidad pero, por ahora, ERC mantiene el pulso. También ha quedado descartado que Carod sea el portavoz del Gabinete, cargo que podría recaer en un periodista.
Mandar, coordinar, dirigir
A la espera de que culminen las negociaciones, el propio Carod ya reconoció ayer en una entrevista en Catalunya Ràdio que desde su nuevo cargo se limitará a "complementar" al presidente, José Montilla, e ir "allí a donde él no llegue". El líder de ERC también clarificó que no espera ejercer como primer ministro, pues consideró que es Montilla quien debe coordinar la acción de Gobierno. En una entrevista a TV-3 Montilla dejó claro ayer que será él quien "mande, coordine y dirija" el Gobierno.
Rebajando el relieve de Carod, Montilla pretende reducir los sarpullidos que la figura del líder independentista causa en ciertos sectores de Cataluña y, sobre todo, fuera de ella. También en el PSOE. Al ser preguntado por la presencia de Carod en el Ejecutivo catalán, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo ayer, tras intervenir en el pleno del Senado, que habrá que ver qué trabajo "lleva por delante".
En cambio, la incorporación de ERC al Gobierno recibió ayer un espaldarazo por parte de alguien que no suele prodigarse en elogios hacia los republicanos. El presidente de Fomento del Trabajo, Joan Rosell, aseguró que la Esquerra Republicana de hoy "no tiene nada que ver con la de antes" y vio en la campaña electoral de Carod "un paso adelante hacia su consolidación".
Rosell sí pidió al nuevo tripartito que evite las contradicciones del pasado. Y en ello están los negociadores de los tres partidos, que han formado otras tantas comisiones para unificar su programa social, institucional y económico. Por ahora, los principales desacuerdos se refieren a infraestructuras como el Cuarto Cinturón o la interconexión eléctrica con Francia. Tampoco hay acuerdo sobre el contenido que debería tener la Ley Electoral catalana. Estos desacuerdos, sin embargo, no se separarán de los planteamientos comunes en el documento de Gobierno del tripartito.
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