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El valor del Banco de Valencia, tres veces por encima del sector

Los expertos atribuyen la rentabilidad a la fidelidad de sus accionistas

Un accionista del Banco de Valencia que hubiera comprado títulos por valor de cien euros en septiembre de 1996 podría haberlos vendido el pasado 30 de septiembre por 1.240, una revalorización tres veces superior a la media del sector en el mismo plazo. Pero la tendencia al alza se mantiene. A lo largo de los nueve primeros meses de 2006, la revalorización de las acciones del Banco de Valencia supera el 60% frente a una media del sector financiero que no llega al 23%. Para los analistas, la clave está en los accionistas.

Su único riesgo es su propio mercado, según el análisis de un experto
El banco vale 40 veces sus beneficios anuales, mientras el Banco de Santander vale 13

Los expertos atribuyen esa rentabilidad a la fidelidad de sus accionistas, a quienes les cuesta vender sus títulos, y a la buena gestión. Pero también sugieren que las acciones "están caras".

El Banco de Valencia se encuentra en la franja de bancos medianos, un segmento que ha sido muy goloso en los últimos años para las grandes entidades que han impulsado la concentración del sector financiero. Esa posición favorece el alza del valor puesto que muchos accionistas consideran mera cuestión de tiempo que algún grande quiera engullir a la entidad valenciana. Pero los propietarios del Banco de Valencia son reacios a vender. La rentabilidad de sus valores, por un lado, y una buena política de dividendos, por otro, han generado toda una pléyade de "adictos al banco", en palabras de Javier García del Moral, ejecutivo de Fortis. "Hay una tendencia generalizada según la cual es más barato comprar en bolsa que financiarse a través de la bolsa porque los tipos de interés están realmente muy bajos", explica García del Moral, "y existe una posibilidad de que el banco pueda ser comprado, que empuja al alza el valor".

El propio Banco de España alienta en cierta medida ese rumor puesto que en alguna ocasión ha sugerido que Bancaja debería reducir su participación en el Banco de Valencia, que en la actualidad supera el 38%.

Pero "el Banco de Valencia tiene un núcleo duro de accionistas que se resisten a vender", sigue García del Moral, "de hecho, en las carteras de valores gestionadas ninguna entidad dispone de acciones del Banco de Valencia, porque el banco tiene muy poca liquidez en los mercados". El ejecutivo de Fortis admite que el banco "está muy bien gestionado y ofrece una buena rentabilidad por dividendos a sus accionistas", pero concluye que, a día de hoy, "es muy caro".

El PER del Banco de Valencia, la relación entre su valor de cotización y los beneficios anuales de la entidad, ronda una cifra en torno a 40. Es decir, el banco vale unas 40 veces el equivalente a sus beneficios anuales. El Banco Santander, por ejemplo, tiene un PER en torno a 13.

José Ramón Sánchez Galán, analista de Renta 4, apunta que el Banco de Valencia "es pequeño pero está muy consolidado en su mercado de particulares". "Abre oficinas que financian su crecimiento sin necesidad de recurrir a ampliaciones de capital", sigue Sánchez Galán, "y pasa muy desapercibido, ajeno a noticias sobre fusiones o adquisiciones".

El analista de Renta 4 apunta que "la agresiva política de captación de fondos de clientes jóvenes a través de sus últimas ofertas hipotecarias", una hipoteca a pagar al vencimiento a 35 años o la posibilidad de obtener el 100% de la financiación para la compra de una vivienda sin más avales, han favorecido el crecimiento de la entidad junto a una política de expansión territorial prudente pero constante.

Sánchez Galán también apunta al "núcleo duro de accionistas" como un elemento clave para la escasa liquidez del Banco de Valencia. Y destaca la eficiencia, buena gestión y adecuada política de dividendos como factores que explicarían el alza de su cotización. Coincide al señalar que la acción "está cara" cuando se consideran relaciones como la que arroja el PER, pero sentencia: "El único riesgo del Banco de Valencia es su propio mercado".

Carmen Muñoz, de la agencia Fitch, explica que la calificación de riesgos no puede asimilarse al análisis bursátil, pero concede que el Banco de Valencia tiene una calificación A a largo plazo que "es muy buena" en relación al conjunto del sector financiero. Esa calificación deriva de la "buena gestión" del banco, según Muñoz, quien subraya, además, "las sinergias que genera la elevada participación de Bancaja" en el capital del Banco de Valencia, que garantiza su estabilidad.

La agencia Moody's también concede una elevada calificación al Banco de Valencia como resultado de su "estricta gestión", del respaldo que supone la elevada participación de Bancaja en el capital de la entidad y de una estrategia de crecimiento sostenida.

Un portavoz oficial del Banco de Valencia, finalmente, considera que un compendio de elementos avala la elevada cotización de la entidad. "Salimos muy guapos en la foto", resume. Entre los "puntos fuertes" del banco destacan "la consistencia comercial, el carácter típico y recurrente de los beneficios, y la gestión profesional". Según el discurso oficial: "Hacemos banca a un precio asequible y crecemos dando un buen servicio". Las comisiones que cobra el Banco de Valencia a sus clientes por los servicios habituales se encuentran, efectivamente, en la banda baja del sistema financiero. Sin embargo, la entidad se ha consolidado en los últimos años como el segundo banco más eficiente del sistema financiero español, es decir, como el que menos invierte para ganar cada euro.

El mismo portavoz oficial admite que "los bancos medianos están de moda" en los mercados financieros, pero sostiene que "la potencia que refleja la cotización bursátil" está directamente relacionada con "la estabilidad de la entidad, su escasa morosidad y su plan de expansión". El Banco de Valencia cuenta ya con 420 oficinas en toda España aunque sigue muy mayoritariamente concentrado en su territorio original y Murcia. Son diversas "gotas" las que aportan elementos que explican la elevada rentabilidad del banco, pero una aporta el color y convierte en adictos a los accionistas: "Una tradición de valor estable con una política de dividendos estable".

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