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Reportaje:MÚSICA

Voces con carisma

La ópera es el arrebato de la voz. Nada puede sustituir la emoción de una representación, ni es posible calibrar la medida exacta de la personalidad como intérprete de un cantante sin la dimensión teatral indisolublemente asociada a la ópera. Pero los recursos de los teatros son limitados y, junto a las producciones operísticas, los ciclos de conciertos líricos son un excelente complemento a la programación que, entre otros alicientes, permite disfrutar el carisma vocal de grandes artistas en jugosos retratos de su repertorio predilecto. Voces con personalidad, sin duda, tienen una cita este año en el ciclo Grandes voces, que se abre el próximo 3 de noviembre con el debut en el coliseo lírico madrileño del extraordinario contratenor alemán Andreas Scholl. La presencia del gran Plácido Domingo (21 de julio de 2007) que cerrará la temporada con un concierto lírico, al tiempo que se presentará en su faceta de director de ópera con Madama Butterfly, de Puccini, es uno de los máximos alicientes del ciclo. Las citas líricas suponen el debut de otras cuatro estrellas: el tenor canadiense Ben Heppner (14 de diciembre), la soprano italiana Barbara Frittoli (19 de febrero de 2007), la mezzosoprano rusa Olga Borodina (15 de abril) y la soprano rumana Angela Gheorghiu (20 de mayo), que regresa tras su sonada cancelación de La Traviata en 2003.

La voz de contratenor gana cada vez mayor protagonismo en el mundo de la lírica. Aunque también cultivan el lied y el repertorio concertante, los grandes papeles barrocos, históricamente asociados a los castrados, son su habitual puerta de entrada en los grandes teatros, en un repertorio que comparten en ocasiones con las voces femeninas de mezzosoprano y contralto. Andreas Scholl, uno de los más cotizados representantes de su cuerda, ha escogido precisamente el repertorio de uno de los castrados más legendarios en los comienzos del siglo XVIII, Francesco Bernardi, conocido como Senesino (las fechas de su nacimiento y su muerte en su villa natal de Siena permanecen desconocidas), para confeccionar un programa a medida de sus cualidades vocales. Fiel al movimiento historicista con instrumentos de época, Scholl actuará acompañado por el conjunto italiano Accademia Bizantina y su director, Ottavio Dantone, con los que ha grabado las arias para Senesino en un reciente disco editado por Decca.

Famosas arias de tres óperas de Georg Friedrich Handel -Flavio, Rodelinda y Giulio Cesare in Egitto, cuyo espectacular Al lampo dell'armi cerrará oficialmente el programa- centran una variada muestra del repertorio que hizo célebre a Senesino, con singulares rescates, como Engelberta, de Tomasso Albinoni; Il trionfo de Camilla, de Nicola Porpora, y Teofane, de Antonio Lotti. La orquesta completará el programa con conciertos de Francesco Geminiani y Antonio Vivaldi. Andreas Scholl borda este repertorio con una feliz combinación de belleza vocal -su voz es extraordinariamente cálida y homogénea-, extrema musicalidad, fidelidad estilística y virtuosismo.

En la carrera de Scholl desta

ca su estrecha relación con un maestro del movimiento barroco como Paul McCreesh, Christophe Rousset y, en especial, el contratenor y director belga René Jacobs, con quien ha profundizado la conmovedora expresividad que encierran los recitativos y ha llevado al disco obras como el Oratorio de Navidad de Bach, L'Orfeo y las Vísperas de Monteverdi.

En el resto de los conciertos que integran el ciclo Grandes voces, todos los cantantes actuarán acompañados por la Orquesta Titular del Teatro Real. Ben Heppner, por ejemplo, contará con la valiosa experiencia del austriaco Peter Schneider en un programa de alta intensidad tenoril que combina el repertorio alemán, francés e italiano. El orondo tenor canadiense, una de las voces wagnerianas más cotizadas del momento, suele lidiar con personajes de inclemente tesitura -Tristán, Florestan, de Fidelio, de Beethoven y los straussianos Bachus y el Emperador, en las óperas Ariadne auf Naxos y La mujer sin sombra (que grabó con el malogrado Giuseppe Sinopoli)- y en sus interpretaciones, a partir de unos recursos vocales más líricos que heroicos, cautiva siempre más la musicalidad, la sensibilidad y la variedad expresiva de sus recursos que el puro poderío vocal. Dos ejemplos de su intensa dedicación al repertorio wagneriano -Siegmund, de La Walkyria y Sigfrido, comparten protagonismo en el programa que cantará en el Real, y que incluye las más conocidas arias de Le Cid, de Jules Massenet, y Andrea Chenier, de Umberto Giordano. Schneider completará programa con páginas de Wagner (preludios de Lohengrin) y Puccini (Intermezzo de Manon Lescaut).

Olga Borodina, gran estrella del legendario teatro Mariinski, antiguo Kirov, de San Petersburgo, su ciudad natal, abrirá el desfile de grandes voces femeninas en el ciclo madrileño. Aunque realiza una importante carrera en los principales escenarios de Europa y Estados Unidos, permanece fiel a su ciudad, a su teatro y a los proyectos artísticos que allí lidera Valeri Gergiev. Ganadora del concurso internacional de canto Francesc Viñas de Barcelona en 1989, ha centrado su carrera en las óperas y canciones de Chaikovski, Mussorgski, Borodin y Rachmaninov, que ha grabado en disco y vídeo. En su debut madrileño, la bella cantante rusa, que actuará bajo la batuta de la directora Keri-Lyn Wilso, cantará arias de dos de sus más emblemáticas creaciones, Carmen, de Bizet, y Dalila, de Samson de Dalila, de Saint-Saens. Junto a tan sensuales heroínas, Borodina mostrará su temperamento en el repertorio italiano (La Gioconda, de Ponchielli, y Adriana Lecouvreur, de Cilea) y, como única muestra del repertorio ruso, abordará el estremecedor ciclo Canciones y danzas de la muerte, de Mussorgski.

Angela Gheorghiu, casada

con el tenor Roberto Alagna, ha sido la soprano más encumbrada por la industria del disco actual hasta la reciente irrupción de Anna Netrebko. La diva rumana convence en directo por la gran belleza de su voz, lírica y aterciopelada, su comunicativo fraseo y su sofisticada presencia escénica. Las heroínas de Puccini, Massenet y Gounod son su terreno lírico natural, a las que suma una cada vez mayor dedicación al repertorio verdiano. Su fama de diva caprichosa, imprevisible y temperamental le acompaña, tanto en sus éxitos como en sus sonadas cancelaciones, como demostró en noviembre de 2003 cuando abandonó la magnífica producción de La Traviata que abrió la temporada del Teatro Real, dirigida por Pier Luigi Pizzi y Jesús López Cobos, finalmente protagonizada por Norah Amsellem y recientemente editada en DVD (Opus Arte). Como ejemplo del gancho de Gheorghiu entre los aficionados, señalemos que, aunque no se ha anunciado el programa que cantará en el Real, ya no quedan localidades para su concierto, que será dirigido por López Cobos.

Tampoco se han anunciado los programas que cantarán Barbara Frittoli y Plácido Domingo, que actuarán, respectivamente, bajo la dirección de Maurizio Benini y López Cobos. Frittoli es una de las más cotizadas voces italianas de su generación y en su carrera, realizada sin fiascos ni operaciones comerciales de dudoso valor artístico, destacan los grandes papeles mozartianos y las grandes heroínas de Verdi y Puccini. La Scala de Milán ha sido uno de sus feudos, donde siempre contó con el apoyo firme de Riccardo Muti. No vamos a trazar aquí ningún perfil del gran tenor español, ni hace falta: sus actuaciones son esperadas por una legión de admiradores y su amplísimo repertorio, su temperamento y su intensidad expresiva aseguran siempre una noche de fuertes emociones líricas.

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