Vecinos de Almería reúnen 4.000 firmas contra la ubicación en su barrio de una oficina de extranjería

La plataforma contra la oficina de extranjería en el barrio almeriense de San Luis-Minas de Gádor presentó ayer en la Subdelegación del Gobierno cerca de 4.000 firmas de vecinos que se oponen a que la Subdelegación ubique en su barrio dichas instalaciones. En un comunicado emitido por la plataforma se hace la advertencia de que esas firmas "bien podrían valer 4.000 votos". La polémica ha desatado un debate en la ciudad con la intervención de otros colectivos vecinales han defendido la decisión de la administración y los derechos fundamentales del colectivo extranjero.

La nueva oficina de extranjería de Almería, que podría inaugurarse en primavera, tendrá 2.100 metros cuadrados, lo que la convertirá en la mayor del país, y ofrecerá un servicio integral que evite la peregrinación de extranjeros por diferentes despachos para resolver sus gestiones. Sin embargo, los vecinos de San Luis-Minas de Gádor no ven con buenos ojos la ubicación de la oficina. Se han constituido en plataforma "para defender los derechos del barrio y sus vecinos" con el propósito de conseguir 15.000 firmas contra el traslado de las oficinas actuales.

Los vecinos anunciaron "fuertes" movilizaciones y ayer hicieron entrega de las primeras firmas recabadas en la Subdelegación del Gobierno. El presidente de la plataforma, José Fernández, explicó que la recogida de firmas es una de las primeras actuaciones y que solicitarán una reunión con el alcalde de la capital, Luis Rogelio Rodríguez, así como con el presidente de la Autoridad Portuaria y candidato socialista a la alcaldía, José Antonio Amate.

"Los vecinos de las Minas de Gádor no somos racistas, lo que ocurre es que queremos que se busquen soluciones que garanticen la dignidad de todos", dijo Fernández. En el comunicado aseguran que el emplazamiento es inadecuado "ya que obligará a los usuarios a recorrer los casi dos kilómetros que le separan del puerto". Los vecinos dicen estar preocupados por la imagen sanitaria del barrio una vez esté operativa la oficina. "Carente de espacios abiertos, aparcamientos, zonas de aseo y estancia y con insuficientes transportes públicos, será inevitable encontrar a las personas hacinadas en las estrechas calles, en los portales, en los cajeros, refugiadas de las inclemencias del tiempo mientras esperan la apertura del local", reza el escrito.

Parte del piso donde vive Belén Merino, de 32 años casada y con un bebé, da a la calle Marruecos donde irán ubicadas las dependencias. Merino justifica su rechazo con independencia de que los usuarios sean extranjeros. "Lo que no quiero es que tomen la calle para cubrir sus necesidades fisiológicas. Comerán, beberán y evacuarán aquí porque es lo que ocurre en los aledaños de las oficinas de extranjería. Cada vez que haya regularizaciones dormirán en la calle y creo que eso nos afecta. Pensaría lo mismo si se tratara de chavales con el botellón", dice la vecina.

Pero no todos los almerienses comparten esta opinión y algunos colectivos advirtieron ayer de que censurar la ubicación de la oficina sería "un atentado" contra los derechos de los inmigrantes. "Si se decide hacer una oficina de extranjería en el barrio de San Luis o en el Parque Nicolás Salmerón tenemos que aceptarlo como tal y no rechazarlo en función de la procedencia", defendió el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos Argar, José García.