Un mordisco avergüenza al fútbol inglés

El delantero, en uno de los derbies londineses: Tottenham-West Ham, mordió en el minuto 41 un brazo de un rival, Mascherano, tras una fuerte entrada del volante argentino. "Me hizo falta y reaccioné de forma violenta", reconoció el británico, consciente de su "carácter travieso". A la vez se justificó: "Tenía el árbitro sobre mí y si hubiera considerado que hacía algo mal, me habría expulsado". Por esa misma razón, porque el colegiado Steve Bennet le apercibió, la federación inglesa (FA) no puede abrir un expediente al jugador, lo que ha sentado muy mal al secretario de Estado para el Deporte, Richard Caborn. "Espero que las autoridades pertinentes tomen una decisión sobre cualquier acción de este tipo. Los jugadores tienen la responsabilidad de sentar un buen ejemplo", afirmó este dirigente.

La federación no puede sancionar al delantero porque el árbitro ya le amonestó con la amarilla

La teoría dice que la FA no tiene ningún margen de maniobra. "La FIFA prohíbe revisar las decisiones arbitrales", aclaró un portavoz. No es del todo cierto. Thatcher, zaguero del Manchester City, fue castigado a principios de temporada con ocho partidos de suspensión porque su antebrazo mandó al hospital a Pedro Mendes, centrocampista del Portsmouth. "Ese caso fue excepcional", insisten en la federación, donde consideran "inviable una tarjeta roja de forma retrospectiva". Sí es probable que los clubes implicados facturen una multa de 250.000 libras esterlinas (más de 370.000 euros) por perder el control de sus jugadores.

Precisamente ayer, el Comité de Árbitros de la FIFA se congratuló de la labor de sus asistentes en el Mundial de Alemania. El doctor Jiri Dvorak constató que las lesiones se redujeron -145 en 64 partidos, es decir, bajó de las 2,7 de media en Corea y Japón 02 a 2,3 por encuentro- y que los futbolistas anduvieron más protegidos, sobre todo por sancionar severamente los codazos. Nada se dice de los mordiscos. Lo que no quiere decir que Defoe sea ni mucho menos el inventor. De nuevo Wise se adelantó al artillero cuando probó de un bocado el sabor del hombro de Marcelino, defensa asturiano del Mallorca, en un partido europeo. El diminuto agresor también hincó el diente al rostro de un taxista.

Con media Inglaterra escandalizada por la afrenta, Defoe opina que la agresión "se ha sacado de quicio" mientras Mascherano afirma que la mordedura "es lo peor" que le ha ocurrido desde que llegó a las Islas. A su vez, el entrenador del Tottenham, Martin Jol, que lo definió "como un guiño cómico" de alguien que "había recibido tres patadas por detrás en diez minutos y quería manifestar su frustración de una forma graciosa". "Además, pregúntenle a Mascherano si le ha dejado marca en el brazo", abundó el preparador, lo que aumentó exponencialmente la indignación del centrocampista suramericano: "Es vergonzoso que no le hayan echado". Encima, su equipo perdió por séptima vez seguida (1-0). Por si fuera poco, el West Ham no ha marcado ni un gol desde que cuenta con Tévez y Mascherano.Ayer el equipo marcó un tanto, pero fue eliminado de la Copa de la Liga por el Chesterfield, de la League One, equivalente a la Segunda B española, que ganó por 2-1.