Moratinos invita a Obiang a España para "normalizar" relaciones con Guinea
El presidente guineano ofrece proyectos petrolíferos a Repsol
El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, anunció ayer que ha invitado al presidente guineano, Teodoro Obiang Nguema, a que visite España antes de finales de este año. Esta oferta marca, según el ministro, la voluntad de Madrid y Malabo de "normalizar" sus relaciones "en todos los campos". La decisión española se enmarca también en la confianza en el proceso de "democratización" de Guinea, que Moratinos se ofreció a apoyar, y en la apertura de la economía guineana a empresas españolas, especialmente en el sector petróleo.
Obiang habló ayer de estos proyectos, que requieren concreción, con el presidente de Repsol-YPF, Antonio Brufau. También recibió al presidente de Isolux, Luis Delso; al del Cluster de Asociaciones Pesqueras, José Ramón Fontán, y a representantes de Unión Fenosa y el BBVA.
Moratinos expresó la voluntad española de sacar las relaciones hispano-guineanas de la sucesión de "vaivenes" que han conocido desde la independencia de la colonia, en 1968, en una rueda de prensa conjunta con su homólogo, Pastor Michá, tras entrevistarse una hora larga con el presidente guineano. Ambos ministros fueron prudentes al exponer los resultados del encuentro. El guineano describió la visita como "el preludio de unas nuevas relaciones de amistad y cooperación que", dijo, "quiero presumir que estamos iniciando", y añadió que espera que las buenas intenciones "puedan ser realidades en un futuro no lejano".
Del mismo modo, Moratinos habló del "inicio de una nueva etapa" y de la necesidad de dejar atrás "tantas páginas densas y complejas" de unas relaciones que desde el primer momento arrancaron con mal paso. La llegada al poder de Obiang, en 1979, tras un golpe de Estado contra su tío Francisco Macías Nguema, no contribuyó a mejorar las cosas, pese al apoyo decisivo que le prestó el Gobierno de Adolfo Suárez. Para 1993, las relaciones hispano-guineanas estaban ya al borde de la ruptura. Hubo retirada de representantes diplomáticos, entre acusaciones de que España se inmiscuía en los asuntos guineanos.
El Gobierno de José María Aznar se empeñó en reactivar los contactos, pero acabó siendo acusado por Obiang ante la ONU de estar entre los promotores del intento de golpe de Estado desarticulado en marzo de 2004. Los dos ministros calificaron de "histórica" la visita ministerial de ayer, en ese contexto. Teodoro Obiang no hace un viaje oficial a España desde 1990, aunque ha estado -y se entrevistó incluso con Aznar- por otros motivos.
País número 43 del mundo por su PIB per cápita, que supera ya los 7.000 dólares anuales, pero 121 en la lista de desarrollo humano de la ONU, lo que le sitúa entre los 57 Estados más pobres del planeta, Guinea Ecuatorial, tercera potencia petrolífera -y pronto segunda- del África subsahariana, sigue ofreciendo un panorama de enormes dificultades, de pésima distribución de una riqueza que no se traduce en desarrollo, de falta de transparencia democrática y de constantes denuncias por los derechos humanos.
La posición del Ejecutivo español es que hay que ayudarle a consolidar instituciones democráticas. Los acuerdos firmados ayer en Malabo por el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, que acompañó a la delegación, tratan precisamente de la formación de jueces y de la consolidación de una Administración de justicia muy deficiente. Además, se sentaron las bases para la negociación de un tratado de extradición. La falta de este tratado impide a España atender la demanda guineana de extradición del opositor Severo Moto, según explicó Moratinos.
El ministro prometió, además, que planteará a la Cumbre Iberoamericana de noviembre que se establezca alguna fórmula para integrar a Guinea en ese proceso.
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