"Pujol nunca lo hubiera hecho"
En esta campaña electoral catalana los políticos parecen jugarse su futuro personal más que en otras convocatorias anteriores. El candidato de CiU, Artur Mas, soportaría mal cuatro años de oposición; casi todo el mundo piensa que si Esquerra Republicana queda por debajo de los 20 escaños (tiene ahora 23), un sector del partido le pedirá cuentas a Josep Lluís Carod Rovira, como principal responsable del desaguisado del tripartito, por encima de Puigcercós o de cualquier otro dirigente republicano. Desde luego, es el caso del candidato del PP, Josep Piqué, que si no consigue conservar sus 15 escaños actuales sufriría las iras del sector más duro de su partido, permanentemente irritado por su moderación. Con tres escaños menos, dicen, Piqué volvería a la empresa privada.
Para evitarlo, el candidato popular intenta, sobre todo, atraer el voto del sector socialista "más español". Pero también que no se le vaya un solo voto a CiU. Si lo consigue será, quizás, tanto por méritos propios como por demérito de Mas, lanzado a una arriesgada maniobra de aislamiento del PP que puede haber afectado no sólo a los militantes populares sino también a sus votantes. Piqué no pierde ocasión de subrayar la arrogancia de Artur Mas y de pedirle "una mica més de humilitat". Toda su campaña parece girar en estos momentos sobre esa idea: CiU ha despreciado no a los dirigentes sino a los votantes del PP al acudir a un notario para prometer que no gobernará con los populares, y ahora se merece que estos mismos votantes le demuestren lo que piensan de él y le recuerden que su voto vale lo que todos los votos.
Ayer, la operación quedó en manos de Mariano Rajoy, que hurgó todo lo que pudo en esa misma herida, primero en un acto celebrado en un hotel de Lleida, y después en un mitin en Reus. El líder del PP encontró la fórmula perfecta: "Pujol no lo hubiera hecho". Él jamás hubiera dejado al PP abandonado en la cuneta ni se le hubiera ocurrido ir a un notario para hacer algo que es un insulto para los votantes populares. "Pujol jamás lo hubiera hecho", repiten ahora con tono dolorido casi todos dirigentes del PP en Cataluña.
Aun así, Mariano Rajoy no cerró la puerta a ninguna combinación poselectoral. Más bien la dejó completamente abierta a un posible acuerdo con CiU. "Nuestro planteamiento es contribuir a un Gobierno con sentido común, algo que no ha habido en el pasado tripartito". El sentido común, dejó entender, sigue estando, pese a todo, entre los convergentes y si hace falta el PP "contribuirá" a su Gobierno.
Rajoy y Piqué, el Partido Popular en su conjunto, son casi los únicos que están aludiendo en esta campaña al recién aprobado Estatuto de autonomía. Sus principales promotores, CiU y PSC, mantienen una curiosa discreción al respecto, dado que se trata de elecciones autonómicas, que lo defendieron a capa y espada, y que se supone que ésta sería la ocasión de apuntarse el tanto. ERC, por supuesto, prefiere pasar de puntillas sobre lo que ha sido uno de los episodios que más le ha desgastado desde un punto de vista político. Así que al nuevo Estatuto sólo lo mencionan prácticamente Iniciativa per Catalunya, para vanagloriarse de su aportación, y el PP, para recordar su oposición. Rajoy, por ejemplo, insistió ayer mucho en evocar la gran abstención que rodeó el referéndum estatutario: sólo un 35% de los catalanes lo apoyó, aseguró en varias ocasiones.
La reunión de Lleida y el mitin de Reus ayer tuvieron un aliciente añadido. Rajoy explicó que la campaña popular catalana se va a parecer mucho a la campaña que hará él mismo para las generales de 2008. Y deslizó una novedosa idea: aceptar siquiera ligeramente que el Gobierno del PP cometió equivocaciones sonadas. "Piqué está haciendo lo mismo que yo haré en las generales de 2008", dijo Rajoy, "ofrecer un Gobierno de sentido común, que se puede equivocar, que se equivoca, pero que no crea desconfianza ni incertidumbre a sus ciudadanos". E insistió: "Los ciudadanos aceptan que los Gobiernos cometan equivocaciones". Lástima que el PP no copie alguna otra cosa de la campaña de Piqué, comentó uno de los asistentes a la reunión de Lleida, muy próximo al candidato. Por ejemplo, prescindir de Eduardo Zaplana. Efectivamente, el candidato popular intenta reforzar su mensaje con el apoyo de Rajoy e, incluso, ha solicitado repetidamente la colaboración del secretario general, Ángel Acebes, para que tranquilice a los sectores más duros o críticos del propio "aparato" popular catalán. Lo que no ha hecho ha sido permitir que el portavoz parlamentario se acerque a sus mítines o reuniones.
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