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Polémica por un retrato de Isabel II expuesto en un museo de Londres

La prensa británica critica la obra de George Condo que exhibe la Tate Modern

El museo Tate Modern de Londres ha desvelado un nuevo retrato de Isabel II que ha sentado mal en ciertos sectores británicos. Obra del estadounidense George Condo, el lienzo es una representación escasamente halagadora de una dama de mejillas hinchadas, corona y ropajes regios. "Los mofletes inflados son la pesadilla de la Reina. Pero también está sonriendo", ha advertido el creador del óleo, que cuelga en el espacio cedido por el museo a The Wrong Gallery (La Galería Equivocada), movimiento artístico anticomercial cofundado en 2002 por el italiano Maurizio Cattelan.

Un irreverente retrato del papa Juan Pablo II está entre las piezas más conocidas de Cattelan y, en la recién clausurada Feria Frieze, el stand de The Wrong Gallery centró su propuesta en una mujer con síndrome de Down. Resultó ser una actriz contratada para reinterpretar un polémico acto de 1972 titulado La segunda solución de la inmortalidad: el universo es inmóvil.

La monarquía algo tiene también de inmortalidad desde la perspectiva de Condo, quien se inspiró en Velázquez al retratar a Isabel II. A diferencia de otros pintores invitados a palacio -Herbert Gunn, Pietro Annignoni o, entre muchos otros, Lucien Freud- el estadounidense no tuvo acceso directo a la monarca. Pintó libremente, motivado por "la historia y todas esas joyas" e intentando descifrar "cómo se imagina la Reina a sí misma". Hizo una serie de nueve retratos de Isabel II, incluidos algunos desnudos en plan mitológico que no se exhiben en el museo Tate. "Me han dicho que no se permite mostrar desnudos de la familia real en instituciones públicas británicas", justifica el autor.

"No es una pintura irrespetuosa", defiende por su parte Massimiliano Gioni, cofundador de The Wrong Gallery. Algunos sectores de la prensa británica difieren y acusan a Condo de retratar a Isabel II como una muñeca repollo (Cabbage Patch). Supercotizadas en la década de los ochenta del siglo pasado, eran muñecas de diseño singular y exclusivo de la persona que las adoptaba. "Supongo que parece una caricatura o una muñeca Cabbage Patch, pero eso se debe a que a la gente le gustaban las muñecas Cabbage Patch", ha comentado Condo. El museo recuerda que Condo es "un artista muy respetado" y describe su lienzo como "una obra inteligente, un retrato imaginario".

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