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Reportaje:Automovilismo | Gran Premio de Brasil de fórmula 1

"No habrá juego sucio"

Alonso no quiere sorpresas ante Schumacher, que prepara su despedida junto a su familia

La última cita del Mundial de fórmula 1 se abrió ayer bajo una intensa lluvia. El circuito de Interlagos daba una gran sensación de desasosiego, con su piso bacheado, mojado y sus instalaciones ensombrecidas por un cielo gris que no ofrecía buenos presagios. Justo todo lo contrario de lo que necesitan Fernando Alonso y Michael Schumacher, que se juegan el título de conductores el domingo. El Gran Premio de Brasil cierra la temporada con las dos coronas todavía en juego: en la de pilotos, el español supera al alemán por 10 puntos y sólo perdería el título si no entrara en los puntos y Schumacher ganara; en la de constructores, Renault tiene una ventaja de nueve puntos sobre Ferrari, que necesita un doblete y que uno de los dos bólidos azules quede bastante relegado en la clasificación.

"Ahora lo que toca es rematar el trabajo", indica Alonso. "No creo que en mi cabeza las cosas sean muy distintas a las del año pasado. Es cierto que aún quedaban dos carreras y que esta vez todo se decide aquí. Pero la concentración y la motivación volverán a ser máximas porque el sueño está muy cerca de repetirse". Alonso, de 25 años, se erigió en el campeón más joven de la historia en este mismo trazado el año pasado, tras concluir tercero. Nunca ha ganado aquí, donde sufrió su peor accidente en 2003. Schumacher, por el contrario, se ha impuesto en cuatro ocasiones. "No habrá juego sucio", afirma Alonso cuando se le insinúa que pueden producirse maniobras extrañas que le perjudiquen. "Estoy convencido de que cada piloto querrá acabar el campeonato lo mejor que pueda".

Las tácticas serán esta vez muy distintas. Alonso será más conservador que nunca, porque le basta acabar entre los ocho primeros. Buscará ante todo fiabilidad en el mismo motor de las últimas carreras, renunciando a la última evolución que sí utilizará su compañero Giancarlo Fisichella. Schumacher afirma que da el título de pilotos por perdido. "Pero nos queda el de marcas. Y tanto Felipe Massa como yo haremos todo lo posible por lograrlo. Pocas veces un equipo ha sido capaz de dar un vuelco tan espectacular al campeonato -Schumi remontó 25 puntos hasta igualar con Alonso a falta de dos carreras-", afirma el alemán, que saldrá a atacar. "Debemos acabar primero y segundo. Lo demás ya no depende de nosotros". Los dos rivales han buscado relajarse en los últimos días y prepararse a fondo para la gran cita del domingo. Alonso apenas ha entrenado durante la última semana. "No quería lesionarme", dice. Schumacher acudió a los entrenamientos de Jerez con Ferrari y se mostró inalcanzable con el nuevo motor, diseñado para esta carrera. "¿El objetivo? Divertirme y anotar todas las sensaciones de mi última carrera". Schumacher llegó a São Paulo el miércoles en su jet privado.

Por primera vez, viajó a Brasil con su esposa Corinna, a la que siempre quiso preservar de la inseguridad de esta ciudad. También invitó a su padre, Rolf, a Bárbara, la novia de éste, y a varios amigos de su época de karting. El primer día no pisó el circuito, pero sí visitó la tumba de Ayrton Senna, uno de sus grandes rivales en sus inicios en la F-1. El alemán está preparando el mejor decorado para poner punto final a una carrera de 16 años en la F-1 que le ha permitido ganar siete títulos mundiales y liderar prácticamente todas las estadísticas. Contrariamente, Alonso vislumbra una escena radicalmente distinta, con la apoteosis final de su segundo título consecutivo de pilotos y de marcas.

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