Carabanchel y el olvido
Yo imaginaba la cárcel de Carabanchel con una gran placa a la entrada y con los nombres de los que resistieron a la dictadura inscritos allí; y con un guía a la entrada para que los visitantes pudieran ver imágenes de los perseguidos por Franco y sus guardianes; sin embargo, lo que se ve en las fotos de EL PAÍS es un edificio en ruinas, como la nave de una empresa de polígono industrial cuyos dueños hace tiempo que se trasladaron a lugares más rentables porque vieron que aquello ya no daba más de sí. Quizá, sin que nadie se lo haya propuesto, ésta sea la mejor imagen de lo que ha pasado en este país, que a lo que más está dispuesto es a una dieta a base de un Cuéntame bajo en calorías de acuerdo con los tiempos que corren.
De cualquier forma, uno duda y ya no sabe qué sería lo mejor, si adecentar la cárcel y que quedara como una prueba de lo que fue la represión franquista o dejarla tal y como está como prueba de la desmemoria de la sociedad española actual, que parece que en medio de la prosperidad de los últimos años ya no tiene claro si España fue alguna vez una dictadura en toda regla o simplemente una prolongada transición de la que algunos, duros de mollera, nunca se llegaron a percatar. Y eso que sólo han pasado 30 años.
