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Tribuna
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¿Te has apuntado en algún curso?

A muchos madrileños el otoño nos encanta y nos pone las pilas. Es como darnos, después del baño sofocante del verano, una ducha de agua tibia para despejarnos. De hecho, ya nos estamos quejando de que tarda en llegar el momento de la chaqueta o el jersey sobre los hombros, esa ropa de entretiempo que apenas podemos disfrutar porque precisamente el otoño es algo entre dos tiempos, un reflejo dorado entre el calor y el frío. Es hora de salir a la calle y sobre todo a los parques, para ver una vez más cómo cambia el color de los árboles y cómo se caen las hojas, que es ni más ni menos que una manera de comprobar que en lo básico el mundo cambia siempre igual.

Probablemente sea este estímulo de la naturaleza el que nos impulsa también a nosotros a querer cambiar y a intentar hacer algo nuevo con nuestra vida. Además de los divorcios que acarrean las dichosas vacaciones, parece que a todos nos entren unas ganas tremendas de aprender y de llenar los charcos y lagunas de nuestra educación. La música que no aprendimos de pequeños, el dibujo, el inglés, yoga, pilates, retomar la carrera que dejamos en primero, hacer un máster. Pero si nos hemos cansado de lo clásico, disponemos de otras ofertas también interesantes, desde la Risoterapia a Crecer internamente, pasando por el Despertar de la conciencia, que es algo que sólo podrán practicar los que tengan dicha conciencia, de lo contrario deberán asistir a un taller previo de Neodiseño humano, tras el que se podrá acceder a Las seis verdades para potenciar tu vida.

Probablemente sea este estímulo de la naturaleza el que nos impulsa a querer cambiar
Hay algunas plazas libres en clases de finés, pero me lo voy a pensar

¿Cuáles serán esas verdades?, me quedo con el gusanillo porque, según dice el folleto, me ayudarían a autodescubrirme y a crear de forma consciente mi destino, ¿cómo?, pues explorando qué es lo que más deseo en la vida y aprendiendo técnicas para conseguirlo. En mi caso, el primer punto nos lo podríamos saltar porque conozco perfectamente mis deseos, en cambio podríamos hacer mucho hincapié en el segundo, porque no tengo ni idea de cómo alcanzarlos. ¿Tal vez respirando correctamente? Por lo visto, respiramos a lo tonto, sin pensar en ello, sin darnos cuenta de que manejando bien esta herramienta (imprescindible por otra parte) podemos arrancarnos el máximo potencial psicológico, intelectual y físico. Lo veo muy coherente con el hecho de que las células transportan oxígeno y que puede que lo que le ocurra a la humanidad es que respire a la ligera, a lo loco, y que en consecuencia no sabe lo que hace. Así que no estaría nada mal instruirse en El poder de la respiración. Una vez que le sacásemos el mayor provecho a este don que nos mantiene vivos y que también nos tendría que mantener cuerdos quizá estaríamos en condiciones de matricularnos en el taller Perdonar para ser libre. Claro que también resulta bastante intrigante este otro, Focusing para dialogar con la sabiduría de tu cuerpo, que no sé si tendrá algo que ver con Introducción al Eneagrama y con las Creencias potenciadoras con PNL. De mis limitaciones a mis posibilidades. De momento, entiendo mejor qué significa Hacia el silencio interior y también Sé un payaso, sé tú mismo.

Bien, pues después de ponerme la miel en los labios no he podido apuntarme en nada porque los cursos están completos, incluso las listas de espera están completas. No puedo creerme que todos esos que van con cara de atontados en el metro se hayan dado más prisa que yo y que dentro de unos días estén respirando a las mil maravillas y creando su destino o dialogando con su cuerpo. Y es que hay tanta gente en Madrid para hacer cosas. Están los recién licenciados en la carrera que no encontrarán trabajo fijo en mucho tiempo y que para no desmoronarse necesitan dilatar su formación sine die. Luego están los jóvenes jubilados de 60 años, que como les han quitado de fumar y les han puesto a hacer deporte parece que tienen 40 y que a la fuerza han de encontrarle un sentido a la existencia de 30 años que aún les queda por delante. Hay algunas plazas libres en clases de finés, pero me lo voy a pensar. Mientras tanto, los que no tenemos curso, ni grupo, ni tribu, ni una pandilla que nos sirva de caparazón, ni destinos gloriosos que lograr sea como sea, trataremos de respirar mejor y adentrarnos en el otoño con brillantez.

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