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Parir y morir en los controles de Cisjordania

El constante incremento de barreras por el Ejército de Israel hace cada vez más difícil la vida diaria de los palestinos

Yaser tiene que volver. Los soldados israelíes no le permiten cruzar el control militar de Hawara, al sur de Nablús. Ansam intenta, como cada tarde, que sus hermanos pequeños Yaser, de 9 años, y Shaima, de 10, superen una de las 528 barreras que fraccionan la ocupada Cisjordania -sólo 5.000 kilómetros cuadrados, como La Rioja- en un sinfín de bantustanes donde viven 2,5 millones de personas. A veces pasan, a veces, no. Ansam prefirió no perseverar. El crío regresó, tras escuchar los gritos del uniformado, con el semblante desencajado. "De vez en cuando, por la tensión, sangra por la nariz", comenta Ansam. Los militares también impiden o demoran el paso de las ambulancias. A veces, se tarda 12 horas en recorrer 100 kilómetros. Hasta 30 mujeres parieron en los últimos tres años en los controles. Y más de 70 enfermos sucumbieron a la espera.

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