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Un 'patrón rojo' en la tradición de la empresa pública francesa

En la remodelación de julio, para sustituir a Noel Forgeard, el Gobierno francés instaló a Louis Gallois en la copresidencia de EADS, con el ojo puesto en Airbus. Forgeard salía por la puerta trasera salpicado por el barro de una sospechosa venta de opciones sobre acciones cuando eventualmente ya conocía los problemas del A-380. Gallois era presidente de los ferrocarriles franceses SNCF, pero también un hombre muy fuertemente ligado a la industria aeroespacial y con consideración de hombre de Estado. En 1989 dirigió la fábrica de motores de aviación Snecma y en 1992 fue presidente de Aerospatiale, la empresa que está en el origen de EADS. Incluso en la década al mando de la SNCF siguió siendo miembro del Consejo de Administración de EADS.

Funcionario, hizo carrera en la Administración para pasar en un momentro dado a la política. Fue director de gabinete del ministro socialista Jean-Pierre Chevènement, pasó luego a la dirección general del Tesoro, por Defensa y por Investigación, para recalar finalmente en la industria aeronáutica. Pese a sus amistades socialistas, es muy apreciado por Chirac.

En la década larga que ha pasado al frente de la SNCF, Gallois se ha labrado merecida fama de negociador en el campo laboral, hasta el punto de que entre los poderosos dirigentes sindicales de los ferrocarriles franceses se ganó el apodo del "el patrón rojo", muy en la línea de la vieja tradición gaullista. Toda su carrera la ha realizado en empresas públicas o semipúblicas.

Sustituye al ingeniero Christian Streiff, que siempre estuvo bajo sospecha. Cuando a principios de julio, fue elegido para hacerse cargo de Airbus, en sustitución del alemán Gustav Humbert -que pagó el derrumbe bursátil de EADS por los retrasos del A-380-, muchos se sintieron incómodos. El hasta entonces director de Saint Gobain era un extranjero en el negocio de la aeronáutica, y para una empresa como Airbus, en la que el elemento político cuenta tanto como el industrial, alguien preocupado por los beneficios y la organización era un peligro.

Ha durado poco este empresario que debía hacer la reconversión de Airbus, los recortes y los despidos, pero no va a tener problemas en encontrar trabajo. Los rumores le sitúan en la dirección de PSA Peugeot Citroën, cuando a finales de año el actual presidente, Jean Martin Folz, se retire.

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