Mundaka celebra el regreso de su ola
Los surfistas vuelven a cabalgar la mejor 'izquierda' de Europa, que había desaparecido por un dragado en la ría vizcaína
En Mundaka, una apacible y bella localidad de la costa vizcaína a 40 kilómetros de Bilbao, muchos de sus habitantes, sobre todo los jóvenes, practican el surf. Otros, como los hosteleros o las personas de más edad, no entienden demasiado este deporte. Pero en lo que coinciden unos y otros es en la satisfacción de comprobar el retorno del Billabong Pro Mundaka, una de las once pruebas que componen el Circuito Mundial de la ASP (Asociación de Surfistas Profesionales) y la competición de surf más importante que tiene lugar en España. Y todo gracias al resurgimiento de su ola, poseedora de una aureola mítica que provoca el peregrinaje de aficionados de todo el mundo.
Hasta el 14 de octubre, los mejores 45 surfistas, según el ránking de la federación internacional, cabalgan la reputada ola de Mundaka, reconocida como la mejor batiente de izquierda de Europa debido a que su trayectoria, al revés de lo ordinario, se genera de izquierda a derecha.
El año pasado, la prueba, estrenada en 1998, fue suspendida. La causa no fue otra que la enfermedad de la ola. El dragado efectuado en la ría de Mundaka en 2003, motivado por la necesidad de facilitar la salida al mar de los barcos construidos en un astillero cercano, provocó los primeros síntomas preocupantes en 2004. En 2005 la situación empeoró. Las medidas habituales de la barra, de 400 metros de longitud y casi tres de altura, se redujeron hasta dejar la ola como un recuerdo.
Una manifestación atravesó el municipio en agosto de 2005 para pedir soluciones. Ante la gravedad del asunto, el Ayuntamiento y el Gobierno vasco, con la ayuda del Ministerio de Medio Ambiente, movieron ficha. Un estudio de la Universidad del País Vasco detectó el mal y propuso como medida correctora no hacer nada. En efecto, la acción de la naturaleza ha restablecido por sí misma la fuerza del oleaje.
Con él ha vuelto también la infraestructura deportiva y lo que ésta trae consigo. La Oficina de Turismo del municipio espera la visita de 35.000 personas en un lugar de apenas 1.800 habitantes. Los cuatro hoteles están completos cuando el año pasado por estas fechas apenas se llegaba al 20%. "Éste es nuestro segundo verano", apuntan los hosteleros.
El temor a que el maná que supone el campeonato se hubiese acabado ya pasó, aunque una recaída de la ola sería muy dañina para la economía local. El circuito desplaza a 300 personas, 150 de las cuales son periodistas, en su mayoría originarios de Estados Unidos, Australia, Reino Unido, Francia, Portugal y Brasil. Países de los que proceden casi todos los surfistas -sólo toma parte un español, el joven guipuzcoano Hodei Collazo, gracias a una invitación-. En la diminuta atalaya que rodea al promontorio, aficionados de estas mismas nacionalidades, pero también de las comunidades del Cantábrico, Cataluña o Andalucía, esperan con paciencia -las rondas eliminatorias dan inicio a las siete de la mañana- a que el surfista escoja la mejor ola.
Fue a mediados de los 70 cuando un puñado de turistas australianos y surafricanos descubrieron las posibilidades de la ola. Años más tarde, atraído por lo que vio por televisión, llegó Craig Sage desde las Antípodas. Conoció a la que sería su esposa y resolvió quedarse en el País Vasco. Hoy regenta el principal comercio de surf de la localidad y colabora en la organización del circuito. "Se ha notado un incremento de visitas y aficionados". James y Nancy, una pareja de Maryland (EE UU), pasan su luna de miel en España: "En nuestro país se conoce bien Mundaka. Siempre quisimos venir", afirman.
En el pueblo, guste o no el surf, están encantados. "La convivencia es fabulosa. Hay muchos surfistas que se quedan en invierno, cuando llegan las mejores olas, y colaboran con los marineros si tienen algún problema", apunta una vecina. Sólo hay una contrariedad para los residentes: las plazas de aparcamiento, vacías parte del año, se han agotado.
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