"Doy el título por perdido"
Schumacher no rompía un motor desde 2000 y sólo abandonó por cuestiones técnicas 17 de sus 180 carreras con Ferrari
No hubo lágrimas en sus ojos, pero los mantuvo cristalinos mucho rato. Cuando descendió de su Ferrari por última vez en Suzuka, Michael Schumacher sabía que todo había concluido. Durante los últimos meses había mantenido una lucha feroz con Fernando Alonso, sabiendo que éste era su último Mundial de F-1 y que aún tenía opciones de conquistar su octava corona. Pero ayer, en Japón, la realidad transformó su expresión y le obligó a lanzar un grito desesperado: "Doy el título por perdido".
Él no lloró. Mucha gente de su entorno, sí. Lo hizo su amiga y jefa de prensa, Sabine Kemp, que le ha seguido a lo largo de toda su carrera; lo hicieron algunos ingenieros, instalados todavía ante sus ordenadores en el pit-lane con incredulidad; incluso más de un mecánico. Y no porque Schumacher abandonase, sino porque aquella rotura de motor ponía punto final a la esperanza que habían estado alimentando desde el Gran Premio de Estados Unidos, donde comenzó una racha ganadora, con cinco victorias en siete carreras, que parecía imparable.
"No me gusta esperar que falle mi rival. No es la manera como quiero ser campeón"
"Tengo el mejor equipo", confesó Schumacher tras saludar a todos los mecánicos. "Son los mejores". Con muchos de sus mecánicos ha mantenido incluso una intensa relación personal, hasta el punto de que circula la leyenda de que sus regalos de boda suelen ser los más espectaculares. "Estoy a muerte con todos y con los ingenieros. Sé que han hecho lo posible para que ganara. Pero las carreras son así. En Ferrari las victorias y las derrotas son de todos".
La sorpresa estalló cuando el humo apareció en la parte trasera del Ferrari de Schumacher. No es habitual. Al alemán le ha pasado sólo cuatro veces en los 11 años que lleva en la escudería de Maranello. Rompió motor en la vuelta de calificación del Gran Premio de Francia de 1996, en el Gran Premio de Brasil de 1998, volvió a hacerlo en Francia en 2000 y ayer en Suzuka. ¡Llevaba seis años sin una rotura! Sin embargo, Barrichello había sufrido la última de Ferrari en Malaisia en 2002.
El último abandono de Schumacher por problemas mecánicos fue el año pasado en Bahrein. Este año en el Gran Premio de Malaisia, Ferrari tuvo que cambiar tres motores en los entrenamientos -dos de Massa y otro de Schumacher- por un problema que luego resolvió. Sin embargo, la fiabilidad de Ferrari está fuera de toda duda: en los 180 grandes premios que el alemán ha disputado con este bólido, ha debido retirarse sólo 17 veces por cuestiones mecánicas, incluyendo los pinchazos.
Sin embargo, la última rotura de motor les llegó en el peor momento. A falta de una carrera para la conclusión y con 10 puntos de diferencia con Alonso, Schumacher sabe que el campeonato es prácticamente imposible. "El título se ha acabado", confiesa el alemán. "No me gusta afrontar una carrera esperando que mi principal rival deba abandonar para poder ganar el título. No es la manera cómo quiero ser campeón". Sin embargo, que nadie se engañe. Schumacher no se rinde. Nunca.
"Buscaremos la victoria en Brasil", confiesa. "Pero porque el equipo lucha por el campeonato de marcas. Intentaremos colocar nuestros bólidos en las dos primeras posiciones para recuperar los nueve puntos que ahora nos lleva Renault. Y después ya veremos qué ocurre con el título de pilotos".
Puede que con este final de campeonato, con la probable pérdida de su segunda corona consecutiva frente a Alonso, el mito de Schumacher se resienta. Pero será sólo algo pasajero. El español podrá alardear de que cerró el paso por dos veces al heptacampeón mundial. Pero no podrá ni pretende evitar que muchos piensen que este alemán, aún competitivo a sus 37 años, es el mejor de la historia.
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