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Reportaje:

Una victoria de campeonato

Fernando Alonso sólo necesita un punto para revalidar el título mundial en la última carrera, el día 22, en Brasil - El español se reencuentra con la victoria cuatro meses después al abandonar Michael Schumacher la carrera - El alemán no rompía un motor desde julio de 2000

Ramon Besa

Una estela de humo, signo fatídico en la fórmula 1, anunció que el motor del coche rojo número 5 se había vencido finalmente, seis años, tres meses y seis días después de la última rotura, incapaz de aguantar la ambición de Michael Schumacher, dispuesto a firmar en Suzuka su victoria 92 y a ratificar sus aspiraciones de alcanzar el octavo título el día 22 en Brasil. Ferrari rompió para desdicha de Schumi el día en que el uno y el otro, inseparables los últimos 11 años, estaban en las mejores condiciones para coronar un remonte de hasta 25 puntos, los que les sacaba el actual campeón, Fernando Alonso, desde su último triunfo en Canadá el pasado mes de junio.

"Perdido el título de pilotos, hay que intentar ganar el de marcas", proclamó Schumacher, una vez retirado de la carrera cuando era líder, tras abrazarse con cada uno de los miembros de su equipo en un gesto que expresaba su compromiso y gratitud con la escudería. Schumi se rendía con grandeza, sin señalar a nadie, simplemente asumiendo la realidad. A Alonso le basta un punto para renovar el título en el mismo circuito en el que lo alcanzó el año pasado. Una tarea que hoy parece funcionarial, por más que en dos de los tres últimos grandes premios se haya producido la situación extrema -una para cada piloto- que precisa Schumacher en Brasil para recuperar la corona en la última prueba de su vida: necesita ganar y que el español no puntúe (noveno).

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El abrazo de Schumacher con sus mecánicos y el puño cerrado de Alonso en cuanto el alemán se quedó tirado simbolizan la resolución del campeonato. La competitividad y el currículo del alemán son el mejor certificado para el éxito del español. A mayor oposición, mejor satisfacción. Las victorias más bellas son las que tienen épica, como muchas de las que se han sucedido durante el año, y contemplan golpes de teatro como el de ayer en Japón. No tiene el mismo valor ganar el título a Raikkonen que a Schumacher, y en tal contexto hay que entender la explosividad de alegría del piloto asturiano, por reencontrarse con la victoria, la séptima del curso y la decimoquinta de su carrera, después de siete pruebas de abstinencia. La perseverancia ha redimido a Alonso, sometido los últimos cuatro meses a una presión que le ha llevado a cometer ciertos excesos verbales, descalificaciones que no venían a cuento, manifestaciones tan sorprendentes como que hasta su propio equipo jugaba en su contra.

Las previsiones apuntan a que Alonso, a sus 25 años, ganará el título en Brasil porque es el mejor piloto y ha sido también el más fiable. El calendario es suficientemente denso para que se imponga el más regular, y Alonso ha pasado por todo tipo de situaciones durante 17 de las 18 carreras disputadas, alguna tan fatalista como fue la de ayer para Schumacher. Ha jugado muy fuerte el asturiano, desafiante tanto con Schumacher como con Ferrari y la propia FIA, tan seguro de sí mismo que antes de comenzar la temporada ya anunció su fichaje por McLaren para la próxima temporada.

Irreverente por naturaleza, Alonso tomó toda clase de riesgos porque se sabe el número 1. Así se entiende por tanto el estruendo con que celebró su éxito en Suzuka porque sabía que la de ayer era una victoria de campeonato, por afortunada, deseada y peleada, y también por la crueldad que supuso para Schumacher. El triunfo suponía irremediablemente el éxito del uno y el fracaso del otro, el día a día de dos campeones.

Alonso levanta el dedo en señal de triunfo tras cruzar la meta.
Alonso levanta el dedo en señal de triunfo tras cruzar la meta.EFE

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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