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Reportaje:

Las claves urbanas de Zuazo

La Biblioteca Nacional recuerda la obra del arquitecto bilbaíno en el Madrid de la República

Si el paseante desea conocer algunas de las principales claves urbanas del Madrid de hoy, puede visitar Zuazo, arquitecto del Madrid de la II República. Se trata de una exposición de 83 planos y 10 cuadernos con dibujos del gran arquitecto bilbaíno nacido en 1887 y afincado en Madrid. En ellos se da noticia de la extraordinaria obra de aquel a quien se atribuye el principal impulso de la expansión de la ciudad hacia el norte, mediante la prolongación del Paseo de la Castellana.

El escenario elegido para mostrar este relato es el palacio del paseo de Recoletos, 20, sede de la Biblioteca Nacional, depositaria del legado de Zuazo. Fue en Madrid donde se produjo lo que Lilia Maure, comisaria de la muestra, considera "una de las más felices coincidencias entre la política y el urbanismo, gracias al encuentro entre Zuazo e Indalecio Prieto, ministro de Obras Públicas de la II República". Aquel vínculo hizo posible que la expansión de Madrid se consumara en su ensanche hacia el norte.

Su destreza como diseñador le otorgaba una desenvoltura que evitaba errores

Maure ha dedicado buena parte de su vida académica al estudio de la obra del arquitecto del cual, ya en 1987, montó una exposición en el Círculo de Bellas Artes. "Lo más destacado de su contribución", explica, "fue el solapamiento entre la ampliación de la Castellana con la racionalización de las líneas férreas, que concurrían hasta entonces de manera caótica".

Maure sostiene que fueron cuatro los objetivos de Zuazo, una suerte de cuádruple diana que enlazara el despliegue de un ensanche natural de Madrid hacia el norte, con un eje ferroviario, subterráneo, solapado al primer eje urbanístico.

Además, establecía un nuevo eje, norte-sur, a partir de los denominados Altos del Hipódromo, para desplegar sobre él la urbanización de la ciudad, y eludiendo, asimismo, el descontrol de barrios, entonces periféricos, como Tetuán y Cuatro Caminos.

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A juicio de Maure, la apuesta de Prieto y Zuazo implicó una dimensión más, a añadir a la urbanística y viaria, que consistió en desplazamiento de una centralidad administrativa, pergeñada anteriormente por Pedro Muguruza para ser asentada en torno a la plaza del Callao, que fue trocada por Secundino Zuazo y desplazada al nuevo ensanche, con su edificio-emblema de los Nuevos Ministerios. "Pensó que, de avenirse a situar la administración en Callao, Madrid quedaría colapsado", apunta la arquitecta.

Este complejo neoministerial, de cuya planta, estructura y aspecto exterior no puede descartarse la pasión y el conocimiento arquitectónico de Zuazo sobre el monasterio de El Escorial, brinda un repertorio de conocimientos, hallazgos, y ardides que definen el talento arquitectónico de Zuazo. "Lo construyó sobre una retícula metálica que iba poco a poco reproduciendo, sin otro plan o programa que éste, ya que las demandas de los ministerios concernidos, para determinar sus funciones, se retrasaban indefinidamente pese a su incesante petición por parte de Zuazo", explica la comisaria.

La clave de su acierto estuvo en que su destreza como alarife, pese a la sencillez del procedimiento empleado en Nuevos Ministerios, le otorgaba una desenvoltura que evitaba errores.

En el curso de una conferencia celebrada el miércoles en la exposición, los arquitectos Antonio Fernández Alba y Oriol Bohigas glosaron la figura de Zuazo. Bohigas subrayó el esfuerzo de su anfitriona, Rosa Regàs, directora de la Biblioteca Nacional, por recuperar la memoria histórica "en una clave positiva, como en el caso de Zuazo". Remarcó la definición de éste como arquitecto político y comentó una confidencia que en su día le hiciera el propio homenajeado. En ella le mostraba su extrañeza porque Bohigas se interesara en su obra de la etapa republicana, "que el propio Zuazo consideraba un fracaso", dijo Bohigas.

No obstante, a juicio del arquitecto catalán, "la mejor parte de la obra de Zuazo procede de su etapa republicana". Por otra parte, criticó con elegancia, las reminiscencias "totalitario-escurialenses observables en algunas de las proyexctos del arquitecto vasco" y "su escasa contribución a la innovación estilística". Pero admitió el peso de la personalidad de Secundino Zuazo en la arquitectura española del siglo XX.

Fernández Alba, por su parte, remarcó la sensibilidad social de Zuazo ante las tensiones de su época; su racionalidad; su perfil reformista y la entidad cualitativa de su urbanismo.

Zuazo, arquitecto del Madrid de la II República. Biblioteca Nacional. Martes a sábados, de 9.30 a 21.00. Domingo, hasta las 15.00. Paseo de Recoletos, 20.

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