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La trama del ácido bórico

El experto que vinculó a ETA con el 11-M sólo se quejó por esperar ocho horas

Manuel Escribano, el policía que redactó el informe pericial donde vinculaba a un implicado en el 11-M con ETA porque se había encontrado en su vivienda ácido bórico, sustancia hallada también cuatro años antes en un piso de etarras, planteó en el interrogatorio al que fue sometido por el juez Baltasar Garzón una sola queja. Escribano quiso dejar constancia en su declaración que le habían hecho esperar ocho horas en la Audiencia antes de tomarle declaración. A continuación, el juez le preguntó si la espera le había causado algún trastorno a la hora de declarar y Escribano contestó que no.

Escribano ha denunciado al juez Baltasar Garzón ante el Consejo General del Poder Judicial por un supuesto trato vejatorio durante los interrogatorios que se celebraron el pasado jueves y que se prolongaron hasta la madrugada del viernes en la Audiencia Nacional.

Sin embargo, según fuentes jurídicas consultadas por este periódico, en ningún momento se produjo ningún incidente que pudiera sustentar las acusaciones de este perito y de Isabel López, la otra policía que firmó el informe del ácido bórico y que también ha denunciado a Garzón.

El único incidente durante la declaración de Escribano se produjo al final del interrogatorio, cuando el perito quiso dejar constancia de que le habían citado a las cinco de la tarde del 28 de septiembre en la Audiencia Nacional y no declaró hasta la una de la madrugada del 29 de septiembre.

Ante este comentario, le preguntaron al policía si con esa queja quería señalar que la espera le había limitado de alguna forma su disposición a declarar. Escribano contestó que no había querido decir eso y que no se había limitado de ninguna forma su disposición a declarar.

Después de aclarar esta situación, Escribano firmó la declaración al mostrarse de acuerdo con la transcripción que se había hecho de las preguntas y de sus respuestas.

En el interrogatorio celebrado en la Audiencia Nacional se sucedieron las preguntas del juez y de los representantes de la fiscalía para determinar si el ácido bórico se utilizaba para fabricar explosivos.

Garzón pretendía determinar si podía imputar a Hassan el Haski, terrorista vinculado al 11-M, tenencia de explosivos. El juez Del Olmo ha imputado a Hassan el Haski un delito de conspiración en relación con el atentado terrorista del 11-M que costó la vida a 191 personas y dejó heridas a otras 1.755. En el registro de la vivienda donde fue detenido Hassan el Haski junto a otras tres personas se encontró ácido bórico "al fondo, en la cocina", pero ninguna sustancia explosiva.

Los residentes en el piso aseguraron que tenían el ácido bórico para matar cucarachas. En los interrogatorios del juez Garzón, los peritos admitieron que ignoraban la relación entre el ácido bórico y los explosivos y que en España no existían antecedentes del uso de esa sustancia para atentados terroristas.

Sin embargo, Escribano escribió en el capítulo de observaciones que ese mismo producto se había hallado en un piso franco de ETA en Salamanca y en el piso de un anarquista en Madrid. En el registro de esa vivienda de etarras, el ácido bórico se halló en el cuarto de baño "lleno de pelos".

El perito, tras descubrir la coincidencia, escribió que podía obedecer a una relación entre etarras y terroristas islamistas o a que habían tenido una formación semejante.

Su jefe superior le pidió que retirase esas observaciones del informe por carecer de fundamento. Escribano se negó y su jefe optó por remitir al juez un informe donde se eliminaban las observaciones y se precisaba que lo hallado era ácido bórico.

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