Detenida una banda que robaba en las máquinas expendedoras de billetes de metro

Una operación conjunta entre los vigilantes del Metro de Madrid y del Cuerpo Nacional de Policía permitió la detención, ayer, de una banda formada por cuatro hombres que se dedicaba a reventar máquinas expendedoras de billetes del suburbano durante las noches. Entre los arrestados se encuentra un menor de edad, según fuentes del caso.

La detención se produjo ayer entre las estaciones de Canillejas y Torre Arias (línea 5) a primera hora de ayer. Los asaltantes habían aprovechado la supuesta falta de vigilancia en la estación para colarse en el interior. Sin embargo, la policía había montado un dispositivo de vigilancia junto con los responsables de seguridad de Metro. Tres de los supuestos ladrones, todos ellos de nacionalidad rumana, fueron arrestados cuando intentaban reventar la máquina, mientras que el cuarto logró salir corriendo.

La policía y los vigilantes peinaron las vías entre las dos estaciones. Unos agentes entraron en el túnel por la estación de Torre Arias y otros por la de Canillejas. Los policías hallaron al presunto asaltante escondido en un hueco cercano a la vía. También fue detenido, según fuentes del caso. Están acusados de robo con fuerza en las cosas. La policía les imputa cinco asaltos en grado de tentativa y otros dos consumados.

La forma de actuar de estas bandas siempre es la misma. Esperan a que el metro cierre sus puertas y, sobre las dos de la madrugada, acuden a las estaciones con mejores accesos desde el exterior y con menos vigilancia. Cogen un palo largo y manipulan a distancia un dispositivo que permite abrir la verja en caso de que algún pasajero quede encerrado accidentalmente. Con un cortafríos y un martillo, rompen la parte delantera de la máquina expendedora.

Dos o tres minutos son suficientes para desvalijar los cajetines de las máquinas y hacerse con la recaudación, tanto de billetes como de monedas. La recaudación oscila entre los 2.000 y los 6.000 euros. Al tratarse de robos muy rápidos, los vigilantes no tienen tiempo de reaccionar. Cuando huyen, es casi imposible seguirles. En la superficie pasan inadvertidos y siempre eligen lugares de fuga fácil.

Fuentes del caso señalaron que los arrestados ayer ya habían sido detenidos hace dos años.